Aquel reto que se planteo hace dos años en Berlín al ICAM de organizar Pilnet en la capital de España ha tenido un desenlace feliz. Se han cumplido los objetivos y hoy puede decirse que este sexto Congreso europeo Pro bono ha estado a la altura de sus antecesores. Juristas y miembros de asociaciones sin ánimo de lucro encontraron durante dos días el lugar adecuado para conocerse mejor, hablar y diseñar nuevas estrategias para impulsar esta práctica en el lugar que se merece. “Un evento de estas características ha sido posible por la estrecha colaboración entre Pilnet y el ICAM,”explicó en su intervención en el acto de clausura, Coloma Armero mienbro del Comité organizador. Ahora será la ciudad polaca de Varsovia, 24 y 25 de octubre, quien tome el relevo el próximo año.

Fotos de Alda & Rojo

Alrededor de 350 profesionales, procedentes de los cinco continentes  y 25 países, han estado debatiendo durante dos intensos días sobre la actividad pro bono  desde todas sus vertientes.  En todos estos debates ha emanado la idea del peso específico del derecho y del trabajo de los abogados en sus práctics pro bono para apostar por el cambio social.  Se ha observado por los trabajos que se han expuesto en este foro mundial que esta práctica se desarrolla de forma notable en América Latina y en lugares como Colombia. Hay que advertir  que pese a no tener colegios de abogados, el país cafetero  está empezando a implantar bajo la supervisión del propio Gobierno que autoriza estos trabajos. Precisamente en este país se comento el dato que habían muerto 400 abogados en los últimos veinte años, un dato escalofriante a todas luce

Respecto al desarrollo del pro bono en nuestro país,  parece apreciarse, en opinión de Armero, un gap entre las propias entidades sociales y los despachos de abogados a la hora de entenderse y trabajar desde el entorno del pro bono. “Es fundamental, por ello definir mejor lo que entendemos por pro bono y que se mejore la relación entre las asociaciones y los propios bufetes”. Desde su punto de vista es clave el papel de la Universidad en la sostenibilidad del pro bono: “ en estas instituciones el joven futuro abogado debe conocer lo que es esta práctica, estudiarla y hacer sus primeras prácticas como asesor legal en alguna organización”. Son precisamente las Universidades el lugar de poner en marcha clínicas legales, así como el sitio apropiado para también explicar el concepto de responsabilidad social de la abogacía.

Lord Phillips de Sudbury, por su parte, en su intervención del día final, hizo un balance del trabajo de Pilnet desde el primer foro en Budapest (Hungria). Es consciente que el movimiento pro bono ha crecido mucho y que muchos juristas jóvenes apuestan por esta iniciativa. “Ya no es un movimiento europeo estricamente”, confeso a los asistentes. Para recalcar luego que “el pro bono no es una actividad secundaria sino que debe ser clave para cualquier jurista porque el abogado debe defender siempre causas justas”.

También aprovechó para mostrar su preocupación por el movimiento en Reino Unido de los despachos, “las inversiones en estos bufetes de empresas que no tienen que ver con la abogacía, es perjudicial y puede llegar a afectar a la esencia del pro bono. “ Su principal preocupación es que esta tendencia llegue a otros países vecinos: “Que se gestionen los bufetes como empresas puede hacer que los casos menos glamurosos acaben en los bufetes más pequeños”,subrayó para luego añadir que “es bastante factible que los abogados mas ricos aún lo sean más en este nuevo entorno”:

Otras voces que pudimos oir durante estos días fueron la del Ministro de Justicia Alberto Ruiz Gallardon, quien abrió este evento e indicó que trabajos como el que hacen estas asociaciones apoyados por los abogados pro bono, son síntomas de madurez y de una sociedad solidaria en unos momentos tan difíciles como los que vivimos

Gallardón, que tuvo la habilidad de felicitar a Microsoft, patrocinador global de Pilnet, anunciando al final de su intervención que en ese día se ponía a la venta el famoso ya Windows 8, tuvo palabras de elogio para  el trabajo de los abogados pro bono, que no cobran honorarios por su asesoramiento jurídico, y abren una ventana de la que «estamos todos muy necesitados a la ilusión, a la generosidad en un ambiente en el que desgraciadamente estamos todos muy viciados del pesimismo y de la crisis».

Según Gallardón, el trabajo voluntario que ofrecen los despachos o letrados particulares adquiere una especial significación en unos «momentos de incertidumbre» donde, detrás de los análisis macroeconómicos, se encuentran las consecuencias «reales y dolorosas» de los ciudadanos. «Todos sabemos que la resistencia de las sociedades ante la adversidad dependen de los lazos de solidaridad», ha remachado.

Tras advertir de que las sociedades que «se desentienden» de los más débiles son, a la postre, más vulnerables, el ministro ha manifestado que la responsabilidad social corporativa no sólo mejora la reputación y el prestigio sino que es, sobre todo, la herramienta para regalar el tiempo y los conocimientos a los desfavorecidos en aras de una mayor «justicia social».

Pro bono y turno de oficio, realidades diferentes

Por su parte, Antonio Hernández Gil, al que los compañeros de Pilnet, han calificado como visionario al poner en marcha el CRSA, hace casi cuatro años, como aglutinador y canal entre la abogacía madrileña y las ongs y también como lugar de información para los más de 64.000 colegiados de esta comunidad, aprovechó la ocasión para volver a señalar “su preocupación por la situación que atraviesa el sistema de justicia gratuita y ha solicitado de los poderes públicos toda la atención que merece un servicio que es básico para la defensa de los derechos fundamentales y para atender las necesidades de los más desfavorecidos en materia jurídica.”

 Hernández-Gil manifestó que la necesaria actividad pro bono no puede sustituir la obligación de los poderes públicos respecto a la justicia gratuita. Ha destacado asimismo la función de los colegios de abogados en beneficio de la sociedad y el papel de los letrados que desempeñan su labor en el Turno de Oficio y en los Servicios de Orientación Jurídica Gratuita.

Tras definir el ejercicio de la abogacía como una «profesión con alma» compuesta por «servidores de la Justicia y de la sociedad», Hernández-Gil demandó  a las instituciones soluciones «imaginativas» para abordar la falta de recursos de los abogados. Ha ofrecido al ministro la disposición de este colectivo a colaborar desde la «máxima lealtad» para «definir mejor» su papel social.

 

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