Miriam LozanoMiriam Lozano empezó trabajando en Garrigues y hace nueve años decidió reorientar su carrera hacia la abogacía de empresa. De la multiplicidad de clientes pasó a la multiplicidad de intereses de una sola firma, ISS Services. Lozano forma parte de ese perfil de letrados que les gusta identificarse con un sólo proyecto y hacerse partícipes de él.

En este caso, el proyecto es ISS Spain. Filial del grupo danés ISS Facility Services y referente en el sector de los servicios generales, nació en 1999 de la mano de su presidente, que actualmente sigue siendo el mismo. Tras la compra de más de 30 empresas, el equipo está formado a día de hoy por una plantilla de 30.000 trabajadores entre los que destaca esta abogada, que tomó el mando del asesoramiento legal de la firma cuando ni siquiera existía el puesto.

Trabajar como abogada interna de una empresa como ISS Spain debe ser, cuanto menos, complejo.

Efectivamente, la matriz de la empresa la tenemos en Dinamarca pero la firma está repartida por todo el mundo. Cuenta con medio millón de empleados repartidos en 53 países de seis continentes. En España, igual que en el resto de sedes, compramos, integramos y luego fusionamos empresas, lo que es un movimiento constante impresionante. Como abogada interna, no puedo negar que el trabajo es continuo y muy interesante ya que hacemos cosas muy dispares.

Desde el inicio de la crisis económica, es cierto que nos centramos en otro tipo de trabajo como es la integración empresarial. También desarrollamos mucho el control interno para que los procedimientos sean estables y tengamos menos problemas a la hora de hacer los cobros o la contratación con clientes.

Así pues, antes el grueso de trabajo eran las compras y las fusiones, a diferencia de hoy.

Lo era todo, lo que pasa es que le dabas prioridad a eso porque la expansión era lo primero, efectivamente.

Aunque a lo largo de este tiempo hemos comprado más de 30 empresas, la cosa está parada desde el 2009 debido a la crisis. Pero dentro de lo que cabe nos mantenemos muy bien en el sector. Luchamos contra viento y marea pero no nos podemos quejar.

Ahora, el número de empresas que tenemos en el grupo oscila entre unas 20 sociedades mercantiles, aunque el organigrama social cambia continuamente. Además, una vez compramos las sociedades las convertimos en ISS. Les cambiamos la denominación, los domicilios sociales, la política de RSC… Eso implica un movimiento societario importante. Es un no parar.

Al margen de cuestiones jurídicas, entender la economía del negocio debe ser un rasgo distintivo y muy propio del abogado de empresa.

Exactamente. De hecho, cuando yo me cambié a ISS, una de las cosas que me atraía de ser abogado de empresa era eso: identificarme completamente con un cliente. Sin embargo, el principio fue difícil porque cuando yo llegué la firma estaba en pleno crecimiento. Habían comprado una empresa que era más grande que ISS en ese momento y fue una vorágine. Entre otras cosas porque como era nuevo el puesto, no había nadie a quién preguntar de según qué cosas.

Venías de un gran despacho como Garrigues.

Sí, en despachos como Garrigues ves muchísimos clientes y muy dispares. La mayoría de veces te pierdes un poco con quién es el cliente, qué hace y te limitas a los temas legales. En cambio, a mi me gusta más identificarme y hacerme partícipe de algo.

En una empresa como ISS a lo mejor estás un poco perdido porque el equipo es muy grande, cada uno hace lo suyo y te preguntan por cosas muy dispares sobre las que que quizás no estás especializado. Pero a la hora de trabajar te identificas mucho más con la empresa y es más fácil pensar qué le puede interesar desde un punto de vista legal que no cuando se te escapan muchas cosas y tienes clientes muy diferentes. Esa es una idea que a mi inicialmente me gustaba mucho y luego me he dado cuenta que es así.

¿Qué tipo de formación es la idónea para un abogado de empresa? ¿Es mejor que sea generalista o especializada?

En general, yo creo que el abogado interno tiene que ser muy generalista. Pero todo depende de la empresa y del sector en el que estás. Normalmente, una empresa necesita un abogado para cosas muy diferentes. Como no te puedes especializar en cosas muy concretas, es cuestión de tener abogados externos a quién puedas recurrir en caso de necesitar una ayuda mucho más específica.

Por ejemplo, nosotros en ISS tenemos dos tipos de abogados muy claros: el mercantilista -que soy yo-, dado que hacemos muchísimas operaciones societarias y mercantiles; y luego el abogado laboralista, ya que tenemos muchísimos trabajadores.

Parece rentable para una empresa como ISS contar con abogados en plantilla. Sin embargo, muchas firmas siguen recurriendo a despachos externos. ¿Cuándo hay que dar el paso?

Mi opinión es que depende del tamaño de la empresa. Cuando son empresas pequeñas o medianas, el tipo de apoyo legal que pueden necesitar es muy específico. Normalmente es para la contratación mercantil, las cuentas anuales o para cosas muy concretas que se precisan a lo largo del año. Pueden tener un acuerdo con un despacho de abogados que les salga rentable, sin tener nadie en nómina y al final es posible que les salga a cuenta.

Cuando la empresa ya tiene un tamaño muy considerable y las consultas hacen que la factura mensual del abogado vaya elevándose muchísimo, sí que sale a cuenta. Ese es mi caso, por ejemplo. Antes que viniera a ISS, no existía mi puesto porque la empresa empezó siendo pequeñita. Luego fue aumentando y llegó un punto en que las facturas de abogados externos eran tales que necesitaron crear mi puesto para que, a pesar de que sigamos necesitándolas, rebajen en una gran cantidad.

La matriz danesa fue la que solicitó a ISS España que contrataran a una persona como yo. Además, yo dependo del director financiero y del presidente ejecutivo de España, pero tengo un nexo bastante importante con el departamento legal internacional, que está en Dinamarca. Nos reunimos anualmente para integrar políticas y dar a conocer operaciones internacionales en las que estamos involucrados y hay mucha conexión. Eso hace que se facilite mucho el trabajo entre todos porque te informan de primera mano y conoces a la gente con la que ponerte en contacto.

Trabajar en un ambiente multicultural así debe ser agradable.

Sí, se respira un ambiente muy internacional. La empresa tiene cosas muy buenas a nivel internacional porque intenta obtener distinciones como los premios a firmas ‘familiarmente responsables’, por ejemplo. Por ello, los horarios son muy buenos, los beneficios a madres trabajadoras también… La verdad es que si nos comparamos con otras empresas españolas podemos decir que somos muy afortunados. La gente está muy contenta y vemos que vamos a mejor.

Por otro lado, la influencia que tenemos de Dinamarca es grande. Todo el mundo sabe que tenemos una matriz danesa y se respira mucho el ambiente internacional. Además, recibimos visitas de representantes de sedes de otros países ya que como hace tiempo que estamos instalados y tenemos un procedimiento establecido, vienen a vernos y a conocer cómo funciona la empresa. El ambiente internacional se nota mucho y creo que nos beneficia porque puedes demostrar a los clientes que tienes unas referencias que otras empresas del sector a lo mejor no tienen.

¿Qué peso tiene la Responsabilidad Social Empresarial dentro de la empresa?

Como somos una empresa de servicios, tenemos muchos trabajadores extranjeros y en 2007 fundamos una fundación que se llama ‘Una sonrisa más’. A parte de ISS, la fundación está formada por dos sindicatos: CCOO y UGT. Desde que empezó se le ha dado mucho hincapié y se están haciendo muchos proyectos tanto a nivel internacional como nacional. Además, anualmente se hace un sorteo entre la gente que forma parte de la fundación para que vean con sus propios ojos los proyectos que se están haciendo. A nivel nacional, por ejemplo, se dan becas para los hijos o nietos de los trabajadores que sacan buenas notas y se gestionan ayudas a través de la Cruz Roja.

Yo soy la secretaria de la fundación; me encargué de crearla. Entiendo que para una empresa de nuestras características esta es una cosa bonita porque refleja la idea de querer involucrar a los trabajadores en ayudas tanto a nivel internacional en países de desarrollo, como a nivel nacional para la gente que pueda necesitarlo.

¿Te planteas volver a un bufete?

A día de hoy no. La verdad es que estoy muy contenta, me gusta el mundo empresarial dentro de la abogacía y por ahora no me lo planteo.

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