< Por Romà Vilanova. Director de RRHH de Roca Junyent

La(Ley 34/2006, de 30 de octubre), establece un nuevo escenario en los condicionantes necesarios para la habilitación profesional como abogado (realización de un master y superación de una prueba técnica).

Esta modificación provocará un incremento en los requisitos de acceso al ejercicio de la abogacía, con la consiguiente disminución de los candidatos disponibles para cubrir las necesidades que tenemos los despachos de abogados. Este hecho generará una mayor competencia entre las distintas Firmas para captar, desarrollar y sobre todo, retener el talento de aquellos profesionales que opten por este ámbito del ejercicio del Derecho.

Los licenciados en Derecho que accederán al mercado profesional en los próximos años, se habrán formado integralmente en una sociedad digital que les da acceso, de manera prácticamente ilimitada, a cualquier tipo de información necesaria. Por tanto el principal valor diferencial de los Profesionales se concentrará, en mayor medida, en la capacidad de desarrollar el talento que permita consolidarlo como el gran elemento diferenciador clave.

Los Departamentos de Recursos de los Despachos de Abogados son cada vez más, los responsables de diseñar e implementar la cultura y las políticas necesarias para facilitar las condiciones idóneas para desarrollar el talento de los integrantes de los equipos. No es un reto fácil, pero comporta un incremento del peso específico de nuestros Departamentos que nos ha de permitir asumir un papel más central en la estrategia y en la aportación de valor a nuestras Firmas.

Pero, ¿Qué talento necesita un Despacho de Abogados en el Siglo XXI?

A mi entender, todo se resume a la suma de los siguientes factores: un alto nivel de competencia profesional, el desarrollo de una vocación sólida, un amplio grado de flexibilidad y adaptabilidad y a un intenso nivel de compromiso.

1) COMPETENCIA PROFESIONAL. Entendida como la capacidad de desarrollar los conocimientos jurídicos teóricos adquiridos, relacionándolos com las especificidades del asunto en cuestión y del cliente en concreto. Para ello, se debe ser capaz de generar la capacidad de análisis crítico, así como una actitud que signifique una determinación estable y sólida ante el trabajo. La cada vez más intensa y rápida producción legislativa y jurisprudencial, requieren una constante e intensa formación continua a lo largo de toda la carrera profesional.

2) VOCACIÓN. La construcción y el desarrollo de la vocación del abogado es una responsabilidad, laboriosa e intensa y requiere una firme voluntad para alcanzarlo. Un abogado no nace, se hace. La construcción de una vocación requiere tiempo y humildad. Tiempo para aprender y comprender y humildad para aprender de los errores y tratar de rectificarlos. Uno es abogado las 24 horas del día y esto tiene un impacto directo en el resto de ámbitos de la esfera personal del profesional. Se debe vivir apasionadamente cada caso, estudiar y conocer el Derecho, entendiéndolo no desde la frialdad del texto de la Ley, sino leyendo, en cada una de sus palabras, aquello que más y mejor puede servir a los intereses que le han sido encomendados. Los profesionales con mayor nivel de experiencia deben ser un elemento clave en el desarrollo y la consolidación de la vocación de los nuevos abogados.

3) FLEXIBILIDAD. El mundo global en el que vivimos sitúa el campo de actuación del profesional en una esfera transnacional, que implica una capacidad de adaptación a diferentes culturas. Este hecho implica una disponibilidad para estar allí donde las necesidades de nuestros clientes estén. También los Profesionales deben integrarse en la sociedad a la que sirven y no pueden permanecer extraños a los acontecimientos que suceden en ella. La vida de su entorno debe ser su vida y el Derecho que aplican estar impregnado de las sensibilidades sociales que les rodean. Sin esta simbiosis difícilmente se será capaz de conseguir el nivel de excelencia necesario.

4) NIVEL DE COMPROMISO. Probablemente, este cuarto aspecto es el elemento más relevante en la consolidación del talento profesional. El compromiso siempre es bidireccional entre la Organización y el Profesional. Los Despachos hemos de ser capaces de plantear y comunicar cuál es nuestra misión que debe ir más allá de los objetivos profesionales de cada uno. Esta misión debe generar una identidad colectiva como equipo, que una y cohesione, y para ello los responsables de los equipos profesionales han de ser capaces de generar las condiciones idóneas. Este planteamiento creará un escenario en el que cada uno pondrá sus capacidades personales al servició del grupo. El estilo de liderazgo y de crecimiento profesional se debe fundamentar en el planteamiento de retos y misiones que generan un alto nivel de iniciativa, creatividad, e implicación de todos los integrantes del equipo, generando la máxima cooperación entre ellos para la consecución de los objetivos establecidos, mediante un gran nivel de compromiso, colaboración y confianza mutua. El alto rendimiento y el éxito del Despacho dependen en gran medida del nivel de compromiso de las personas que lo integran.

El talento es sobre todo una cuestión de insistencia. Insistencia de cada uno, pero también de las Organizaciones que nos acogen, creando las condiciones necesarias para desarrollarlo.

Por todo ello, los Despachos profesionales debemos profundizar en definir qué factores son claves para crear nuestra estructura organizativa, cultura y valores que nos faciliten la atracción y el desarrollo del talento de nuestros Profesionales, para ponerlo a disposición de las necesidades de nuestros clientes.

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