de los audios, presentes ya en el 98% de los juicios en España

Cerca del 98% de las pruebas digitales que se presentan en los procedimientos judiciales en España ya incluyen audios, según un análisis de Lazarus Technology, compañía española especializada en ciberseguridad y análisis forense digital, con motivo del informe pericial de la Guardia Civil sobre el caso Cerdán. Se trata de grabaciones de WhatsApp, notas de voz o llamadas registradas con aplicaciones de mensajería que, en apenas una década, han pasado de ser un elemento accesorio a convertirse en la prueba central de muchos procesos, desde casos de corrupción, disputas laborales o causas penales.

Desde Lazarus se señala que esta tendencia se ha acelerado de forma especialmente significativa en los 2-3 últimos años. Esto se debe al uso masivo de los smartphones y la mensajería y la facilidad de la grabación y la distribución de los mensajes. Otros factores detrás de este crecimiento son la irrupción de la inteligencia artificial, y la creciente dependencia de las aplicaciones de mensajería como vía de comunicación personal y profesional.

Este auge coincide además con un incremento de incidentes relacionados con audios falsificados y con el uso fraudulento de voces clonadas mediante inteligencia artificial, una amenaza que estudios internacionales ya sitúan en crecimientos de doble dígito durante los años 2023 y 2024.

Las razones que explican este incremento son nuevamente la mejora tecnológica que ha supuesto la IA y el bajo coste de ejecución frente al impacto que se puede conseguir (fraudes, chantajes, manipulación).

El papel de los tribunales

En este contexto, Lazarus explica que los tribunales españoles han reforzado el criterio de admisión de este tipo de pruebas, exigiendo cada vez más que vengan acompañadas de un análisis forense. La cadena de custodia, la autenticidad del archivo, la integridad del contenido y su contraste con otras evidencias son determinantes para admitir su validez. El análisis técnico suele encomendarse a laboratorios criminalísticos como el Servicio de Criminalística de la Guardia Civil, que aplican metodologías de analítica forense, detección de huellas de edición y análisis espectral de la voz. 

Grupos criminales

El uso y la proliferación de audios falsos se ha convertido también en un recurso habitual de redes criminales, que lo emplean tanto en fraudes económicos o en campañas de desinformación y chantaje. Los grupos criminales venden estos servicios de clonación de voz o generación de audios deepfake de dos maneras, como un servicio en foros underground o como parte de paquetes de fraude (phishing, business email compromise + voice cloning). Además, hay operadores que mezclan herramientas automatizadas con ingeniería social para ejecutar estafas.

El proceso de falsificación que utilizan combina desde técnicas tradicionales de montaje y edición de fragmentos hasta sistemas avanzados de inteligencia artificial capaces de clonar voces con apenas unos segundos de muestra y de generar nuevos audios con entonación natural y apariencia realista. La combinación de generación sintética y postprocesado, con la adición de ruido ambiente, incrementa además la dificultad de detección.

“Lo que antes era un complemento ahora es la prueba estrella en numerosos juicios. El reto no está en la presencia de audios, sino en garantizar su autenticidad y su contextualización ante el aumento de técnicas de manipulación”, advierte Manuel Huerta, CEO de Lazarus Technology. En su opinión, el caso Cerdán ilustra “cómo los audios no editados ni manipulados siguen siendo una prueba sólida”, pero también evidencia que “el auge de los deepfakes obliga a reforzar la vigilancia y el análisis forense sobre estas pruebas en los procesos judiciales”.

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