La situación económica del país sumada a los constantes cambios normativos derivados de la COVID-19 han provocado que los inversores sean más meticulosos en las operaciones dinerarias que se plantean, pues, son conscientes de los resultados desfavorables que pueden derivarse en el supuesto de una mala gestión. Esa combinación de incertidumbre social creada por una situación inestable, unida a la necesidad de buscar recursos para la reactivación de la economía, ha estimulado la práctica en los últimos tiempos de las Dues Diligences laborales, las cuales vuelven a ocupar el pódium en volumen de trabajo de los profesionales.

Cuantificar lo intangible
Como es sabido, las Dues Diligences son el gran instrumento utilizado por las empresas inversoras, quienes, ante la posibilidad de incumplimientos legales cuya cuantificación económica pueda poner en peligro a toda la adquisición, ordenan examinar la situación jurídica de la empresa a través de una auditoría. Es decir, se trata del “análisis esencial” previo que realiza una empresa sobre otra que pretende comprar o invertir en ella, con la intención de, como bien decía Sebastián de Covarrubias en su Tesoro de la Lengua Castellana de 1611, no se dé “gato por liebre”.
El procedimiento seguido por los auditores externos parece sencillo, pero es cuanto menos, arduo. En primer lugar, el profesional se encarga de la recopilación de la mayor cantidad de documentación e información de la empresa en estudio, cuya obligación principal se basa en la entrega de forma puntual y completa de todos los expedientes e informes requeridos por los profesionales a cargo de la Due Diligence. Una vez fijados los objetivos y, recopilada toda la documentación necesaria, el auditor se encarga del análisis de cada uno de ellos con el propósito de examinar las posibles infracciones que está cometiendo la empresa auditada, en cuyo caso, su deber es advertir de las posibles consecuencias de cada una de las contingencias. Análisis cuya conclusión plasmará en un informe final que, detalladamente reflejará la situación de la empresa auditada, así como los incumplimientos en materia legal observados.
La Due Diligence desde un punto de vista laboral
La función principal de una Due Diligence Laboral no es otra que la de obtener un análisis específico de la política laboral seguida por la empresa auditada. Las relaciones laborales ocupan uno de los aspectos más significativos de cualquier compañía, pues el capital humano es esencial para el buen funcionamiento de su organización, de ahí la importancia de realizar una auditoría en materia laboral.
Desde un punto de vista laboral, es en este supuesto en el que no solo cobra importancia el cumplimiento legal, sino que, entra en juego las políticas de Recursos Humanos. Es decir, conocer el valor real de la empresa desde un punto de vista tanto laboral como humano.
Con todo ello, y reincidiendo en la frase célebre de Sebastián de Covarrubias, en un mundo laboral donde el capital humano resulta trascendental, resurge la importancia de realizar ese “análisis esencial de la empresa” denominado Due Diligence Laboral, bajo el ideal del éxito empresarial.
Autora: Sofía Granados – Asesora Laboral en LABE Abogados




