La industria del ocio y el llamado derecho del entretenimiento es un nuevo nicho de mercado para los profesionales del Derecho. La irrupción en este contexto de la tecnología más avanzada convierte al profesional experto de una nueva disciplina legal que no está al alcance de todos. Por su especifidad «The Rights Buyer» es el aliado que cualquier creador debería tener de cara a gestionar su trabajo y las licencias de esos contenidos utilizables en cualquier proceso creativo. Esta entidad tiene un acuerdo de colaboración con el despacho de abogados Legalarte, sobre todo en aquello relacionado con las disputas que concluyan en procedimientos judiciales
¿Esto está protegido? ¿Tengo que pedir derechos? ¿A quién? ¿Pero… si la foto es de mi propiedad, por qué tengo que pagar por reproducirla? Y un largo etcétera de dudas… Hay que estar seguro de que se adquieren los derechos de quién realmente los tiene, si el precio es ajustado, si existen otras opciones más baratas para adquirir una licencia, o incluso puede ser gratuita; habrá que reflejar bien las condiciones de la licencia (territorio, plazo, medios, adaptaciones, etc.). Esta consultora de derechos de autor, que sigue un modelo de negocio similar al de otras empresas que ya operan en los Estados Unidos, pretende, según Sandra A. Bouzón, una de sus responsables ofrecer “lo que busca el mercado, flexibilidad; frescura, inmediatez y precios muy de acuerdo con el trabajo que se nos va a pedir en un entorno global, donde no hay fronteras. Pensamos en que este primer año de actividad empresarial podemos colocarnos en una situación ideal, además al ser pioneros en un servicio muy especializado que lo ofrecen únicamente determinados despachos de abogados”.
¿Por qué surge una iniciativa del calibre de «The Rights Buyer»?
Es el formato de consultora de derechos de autor que ya es tradicional en países como Estados Unidos. Este es uno de los países que mejor cuidan la gestión de marca en la actualidad. Queremos ser el asesor de la empresa creadora y del creador en todos estos temas de propiedad intelectual en materia de licencias, donde hay tanto desconocimiento. Ahora, tanto las productoras como empresas de publicidad le dedican tiempo a esta cuestión, de utilizar obras o contenidos que pertenecen a terceros, sin ser especialistas en este tema.
Nuestro trabajo se centra en la gestión de esas licencias que ayuden a usar esas obras o elementos que son de terceros y que están sujetos a derecho de autor. Es el caso de las músicas de las películas que suelen gestionar las productoras , en este contexto es evidente que algún profesional se encarga de ese cometido sin ser especialista, lo que hace que su tiempo lo pierda en estos temas. Este es un trabajo transnacional donde puedes incluso gestionar esos contenidos con repercusión fuera de nuestras fronteras.
No es una tarea sencilla ponerte a buscar los autores de una obra musical (intérprete, vocalista…) y qué derechos están vigentes, por poner un ejemplo práctico. Debes conocer bastante bien esta forma de trabajar para no caer en ningún error. Hay que ser ordenado y meticuloso. Además es fundamental conocer el mercado para saber qué precios pagar; si son correctos y que licencias debes pedir, su alcance. Este tipo de proyectos, además responden a un presupuesto y a unos plazos que deben cumplirse. Nuestra iniciativa pretende dar respuesta a esta demanda gracias a nuestro conocimiento de este mercado.
¿Qué previsiones hay estudiadas de cara al primer año de rodaje de esta empresa?
Nosotros hemos lanzado esta iniciativa con el deseo de convertirnos en el asesor de las empresas y creadores en estos temas de licenciamiento. Queremos que agencias de marketing; comunicación o de publicidad, además de las productoras nos vean como partner suyos. Creemos que podemos serles de gran ayuda, al tener conocimiento único y profundo del mercado y sus vericuetos legales.
Ofrecemos lo que busca el mercado, flexibilidad; frescura, inmediatez y precios muy de acuerdo con el trabajo que se nos va a pedir. Pensamos en que este primer año de actividad empresarial podemos situarnos en una situación ideal, además al ser pioneros en un servicio muy especializado que lo ofrecen únicamente determinados despachos de abogados.
Si esa disputa acaba en los tribunales es ahí donde nuestra colaboración con los abogados de Legalarte se pone de manifiesto. En un principio pretendemos obviar esta salida judicial, pero también es verdad que en determinadas ocasiones las posturas se pueden encontrar y parece que no hay otra solución. De todas formas nosotros damos todo el servicio en todo el proceso de gestión y captación de derechos de una obra para una explotación pacífica.
¿Cuál es el contexto legal en el que desarrolló su trabajo una consultora como The Rights Buyer. ¿Es el adecuado para proteger los derechos de autor?
La verdad que conocemos el mercado y la legislación vigente y así lo hacemos saber a nuestros clientes. Siempre les comentamos que cualquier contenido que quieran usar y que no sea suyo, debe tener un cuidado en tema de permisos y licencias. A veces por nuestro trabajo y asesoramiento recomendamos a nuestros clientes la vía que les puede resultar más estratégica: que cambien de elemento, que busquen un contenido cuyos derechos de propiedad intelectual resulten más económicos… Todo depende de las características del proyecto y por supuesto la flexibilidad con que se cuente en el desarrollo.
La consolidación de Internet como fenómeno ha roto los esquemas tradicionales de la propiedad intelectual. Es posible que hubiera que retocar la actual Ley de Propiedad Intelectual. Hay que buscar la fórmula de regularlo, situación que no es sencilla. Además es evidente que el problema de la Justicia y su lentitud agrava ciertos casos flagrantes de vulneración de esa propiedad intelectual. Mientras este contexto no se arregle el pirata puede hacer y deshacer a sus anchas porque la tecnología también se lo permite.
¿Hay mucha diferencia entre gestionar derechos audiovisuales con aquellos tradicionales escritos?
Básicamente es el mismo procedimiento aunque es cierto que los proyectos audiovisuales son más complejos. Tienen la posibilidad de usar más elementos: imágenes, música, fotografías… y por eso gran parte de ellos necesitan una correcta gestión y a tiempo.
Y, ¿puede vivir bien un creador de los derechos de autor, porque siempre oímos que determinado cantante o artista recibe unos ingresos notables por los derechos de sus creaciones?
Entiendo su pregunta, siempre leemos noticias de este tipo. Pero hay que puntualizar en primer lugar que el creador no vive de los derechos de autor, vive de la explotación de su obra porque le pertenece y formas de explotación hay muchas.
Es evidente que esta pregunta puede aludir al papel que está haciendo en este sentido la SGAE. En otros países europeos hay varias entidades de gestión de derechos de autor que conviven aunque en la práctica se intenta centralizar su trabajo. Se piensa que es más eficaz a la hora de trabajar en este sentido. En nuestro país la SGAE realiza este cometido de cara a retribuir el trabajo del autor de nuestro país que sea su socio. La SGAE no es la única sociedad colectiva de derechos, es de la que más se habla.
De cara al futuro, al igual que hay libertad de trabajadores y de otras muchas cuestiones a nivel europeo, ¿será factible que un artista español se deje asesorar por una entidad de gestión de otro país?
Es posible que surjan este tipo de iniciativas, pero no acabo de ver que interés puede tener un artista español por encontrar la ayuda de alguna institución europea, si ya existen entidades en nuestro país que realizan este cometido. Nos consta que la SGAE trabaja en red de forma estrecha con otras entidades de gestión. Este tipo de entidades son necesarias por el trabajo que hacen y quizás a corto plazo deban trabajar mejor, y con transparencia, de cara a que se conozca más profundamente su cometido.
¿Cómo valora que Yahoo, uno de los grandes buscadores, tenga más de 2.500 millones de datos personales?
Los buscadores hacen un gran trabajo y son de gran utilidad pero entiendo que en el futuro deberán estar sometidos a alguna regulación que proteja la intimidad de las personas. Por otra parte, es evidente que hay datos que no facilitas, o eso crees, y pueden aparecer en la red. Hasta la fecha creo que el ciudadano no tiene conciencia clara de proteger sus datos, del poder de Internet desde esta perspectiva ni de la casilla escondida que por defecto autoriza archivar los datos personales en una compra o consulta. No existe una cultura importante que nos haga cancelar o rectificar nuestros datos. Luego hay sustos pero se tiene derecho a acceso y cancelación.
Sin embargo, es curioso que varios artistas dejan que bajes su canción por la Red o ver parte de una película por el mismo procedimiento.
No creo que esta herramienta de marketing y promoción vaya en contra de los derechos de autor o suponga un menoscabo de ellos. El creador tiene derechos sobre su obra y dispone de ellos como «padre» de la obra. Es una innovación muy rompedora que no vulnera los derechos de ese mismo autor en un mercado, como el musical que se ha flexibilizado y cambiado bastante. Ahora las licencias copy left, según qué tipo de producto y sus objetivos, es una opción muy buena, como tantas. En la creación no hay fronteras.
¿Cómo valora el fenómeno de la piratería en nuestro país?
La verdad es que es una cuestión preocupante, desde el luego. Es preocupante su crecimiento, exponencial sobre todo en los últimos años. Cada vez somos más y más diestros con Internet y las nuevas tecnologías. Tampoco es estratégico que España tenga el cartel de pirata o de irrespetuosa con los derechos de autor. Pero aparte de los problemas propios de la industria, en nuestro país hay también un problema cultural. Es equivocado creer que se tiene derecho a instalarse en la cultura del todogratis. En el intercambio de archivos hay que tener en cuenta qué te bajas, de quién es… hay una propiedad intelectual y unos derechos de autor que se deben respetar.
Si me preguntas por Avatar te diré que los auténticos cinéfilos o amantes del cine de ficción no se van a bajar un producto pirateado de mala calidad. Confío en que tras la expectación haya quien vaya al cine a verla porque la experiencia 3D es única. Por suerte todavía no se puede piratear.
Respecto al trabajo en licencias que hay tenido que hacer la/s productora/s… Estamos hablando de un filme que es posible que sea un hito en el mundo del cine por la tecnología y características que le rodea. Es pura creación visual y audiovisual. Sin duda apasionante y jugosa en materia de licencias y derechos.
¿Qué opinión tiene de la iniciativa del Ejecutivo español de regular el tema de un posible cierre de una web a través de la autoridad judicial, y de todo esta historia que se está gestando?
Como ya le comenté, en todo este gran debate la gran mayoría de las afirmaciones son inexactas o imprecisas por venir de posturas encontradas y esto crea, a la gran mayoría de los implicados, una sensación de caos.
España, por muchas circunstancias, está en un punto en el que no puede permitirse el lujo de encabezar las listas de descargas ilegales y abanderar otros hitos del estilo. Es necesario educar en esta materia y es necesaria una regulación específica que busque poner límites a la libertad de descargar de la Red materiales protegidos por los derechos de autor.
Pero es eso: límite necesario al acceso libre (en términos de gratuidad) a contenidos protegidos por los derechos de autor. Acceso libre y acceso gratis es lo que nos da tantos problemas. ¿Para limitar y regular esto hay alternativas? sí pero derecho fundamental a la gratuidad de contenidos de otros: no.
Creo firmemente que no se cuestiona la libertad de expresión al hablar de prohibir las descargas ilegales. Creo igualmente que es equilibrado que el control sobre las páginas web ilegales sea efectivo y que el cierre de una página web se lleve en un plazo de tiempo razonable. Si Internet es rápido sus organismos de control lo han de ser también.
¿Habría alguna medida legislativa que se pudiera poner en marcha para frenar su escalada?
Nunca está de más cualquier medida legislativa bien planteada en forma y tiempo que ayude a negocio realmente parasitario; esto es, que se lucren con propiedades de otros. Es un tema complicado porque enfrenta un cúmulo complejo de circunstancias al derecho no sólo de los creadores, sino de la industria. Pero se debe reflexionar sobre este asunto y buscar medidas que hagan que estos derechos no sean antagónicos en su desarrollo. Hay que procurar buscar un acercamiento entre ambas posturas porque son pasajeros del mismo barco.
Por último, otra actividad emergente es la del e-book, potenciada ahora por la bajada del IVA.
Es evidente que este año y el próximo pueden ser la consolidación de este nuevo negocio de corte electrónico. Por sus características tiene un futuro más que prometedor y es otro elemento que ayudará a la flexibilización del mercado. Eso siempre es bueno. Por otra parte, es lógica la preocupación del sector editorial ante la posibilidad de que el libreo también sea pirateado. Como todas las herramientas, creo que si es correctamente utilizada tiene más ventajas que inconvenientes.