Las nuevas tecnologías están acarreando cambios complejos en la sociedad. La inteligencia artificial es uno de los factores clave, dado que ha hecho adentrar a la modernidad en una nueva era de medios tecnológicos, caracterizados por ser herramientas inexcusablemente útiles y productivas en nuestras vidas cotidianas.
Este acaecimiento de inteligencia artificial ha adquirido una fuerte carga emotiva, señalado como un proceso inevitable e irreversible, y que suscita una distorsión entre lo que es real y lo que no, topándonos ante una amenaza histórica que tiene como fin vulnerar los derechos fundamentales de las personas. Los DeepFakes son herramientas audiovisuales que consiguen alterar la realidad mediante la creación de audios, videos e imágenes falsas, cuya manipulación hace difícil detectar si lo publicado ha sido alterado o no.
Este cambio de escenario tiene su origen en su accesibilidad. Si bien inicialmente eran las personas expertas quienes tenían acceso exclusivo a este tipo de medios tecnológicos, a día de hoy, la manipulación de contenido está al alcance de toda la sociedad, lo que origina una gran preocupación por su uso indebido. Esto los dota de un potencial indiscutiblemente destructivo tanto a nivel individual-social como financiero-organizativo.
Uno de los acontecimientos más comentados fue lo ocurrido en el año 2017 en el famoso tablón de anuncios de internet conocido como Reddit, donde se publicaron videos pornográficos manipulados al haber sustituido los rostros originales por celebridades como Taylor Swift o Scarlett Johansson. No es la primera vez que se dan este tipo de sucesos, lo que ha llevado a plantear serias inquietudes sobre la responsabilidad de las empresas y de la inexistencia de un acceso efectivo legal para las víctimas. Un ejemplo fue reciente ha sido la manipulación de videos para hacer creer que numerosos diputados europeos se habían reunido con Navalni, el jefe de gabinete del líder de la oposición rusa.
Otra cuestión muy significativa es la tendencia creciente a decir que algo es un DeepFake cuando es real, tal y como sucedió en octubre del 2020 en Lagos (Níger), cuando en la instrucción de un procedimiento penal sobre la muerte de varias personas en una reyerta con la policía, se alegó la manipulación de los videos aportados como prueba ante el tribunal, donde se incriminaba a los agentes, teniendo las víctimas que demostrar la carga de la prueba las víctimas.
Todo ello permite poner de relieve que los DeepFakes pueden llegar a causar daños a nivel personal, social, político y económico, peligro que se extiende de manera exponencial al poder viralizarlo por las redes sociales. De ahí que quede fuera de toda duda que los DeepFakes suponen una grave amenaza para los derechos fundamentales de las personas.
Frente a ello, la realidad certifica que son muchos los obstáculos y las barreras a las que se enfrentan las víctimas cuando intentan acceder a la justicia para obtener un recurso efectivo y reparar así el daño sufrido, ya que en las leyes civiles y penales no se prevén reglas acerca de los DeepFakes.
En respuesta al vacío legal normativo, la Comisión Europea ha elaborado una propuesta respecto al marco legislativo de la inteligencia artificial, cuyo fin ha sido presentar diferentes opciones políticas para mitigar los daños producidos a nivel personal, social, político y financiero. No obstante, se pone en duda su aplicabilidad práctica por las lagunas normativas existentes. En primer lugar, existen técnicas como el 3D, capaz de desplegar los mismos efectos que los DeepFakes, En segundo lugar, no se regulan políticas de empresas cuando sean estas quienes distribuyen DeepFakes. En tercer y último lugar, se considera que los DeepFakes residen únicamente en la tecnología subyacente, cuando la realidad es que dependen en gran medida de la práctica social.
En definitiva, del análisis precedente conviene subrayar que, proteger y promover los derechos fundamentales es un interés global. Si bien las normas actuales presentan un potencial de reglamentación para poder mitigar los efectos negativos producidos en los humanos, la vía legal de las víctimas sigue siendo absolutamente preocupante. Los DeepFakes han creado un nivel de desconfianza hacia toda la información audiográfica, con lo que existe una necesidad de actuación inmediata, tanto por parte de los estados como de la propia UE, a fin de desarrollar nuevos procedimientos que permitan el acceso a un recurso efectivo y prevengan la vulneración de los derechos fundamentales.
Autores: Fernando Arruga y Nerea Echave, abogados en LABE Abogados