Un jurista no debe opinar sobre asuntos jurídicos sin tener los autos encima de la mesa, pues todo lo que no está en los autos no está en el mundo, según nos enseñaban en la vieja Facultad de Derecho de Zaragoza. Pero también es verdad que el Derecho debe atenerse a la realidad social que nos circunda y a la que no podemos permanecer ajenos.
Además de los autos, existen otras formas de acreditar la verdad material a la que tiene que aproximarse la verdad judicial, como es el testimonio de las personas que hayan vivido los hechos en primera persona, las grabaciones de las cámaras estáticas, incluso las posibles fotografías tomadas por personas ajenas al suceso. En síntesis, todas las pruebas que el ordenamiento jurídico permite, por haber sido obtenidas válidamente.
Lo primero que debo decir es que si la señora Aguirre fuera ex presidenta de Aragón no hubiera tenido problema alguno pues aquí el ex presidente, Marcelino Iglesias, viaja con coche oficial, con chófer y escolta, pagada con el dinero de nuestros impuestos.
Pero como doña Esperanza vive en una comunidad donde gobierna una derecha liberal, que piensa que el dinero de los ciudadanos donde mejor está es en sus bolsillos, no tiene “derecho” a coche oficial, aunque más que de derecho habría que hablar de privilegio.
Confieso que escribo bastante quemado por mi experiencia como juez y fiscal sustituto, profesor de derecho penal y abogado en ejercicio. Y como digo en mis clases, causando una cierta estupefacción entre los alumnos, la experiencia me demuestra que los agentes policiales son los que responden con más aplomo y seguridad, aunque se hayan concertado previamente para mentir.
Cuándo ocho personas dan una versión monolítica e idéntica de los hechos a un juez indeciso, y sólo una persona dice lo contrario, el juez tiende a creer a los ocho, aunque mientan. Por no hablar de la presunción de veracidad, que es aplicable a los policías, de cualquier cuerpo o institución.
En mi época como fiscal (una larga década) siempre defendí a los policías, aunque en muchas ocasiones dudase de su testimonio o relato de los hechos. Entendía que era mi obligación, pues si al policía, que es el brazo armado del poder ejecutivo, ni siquiera le defiende el fiscal, que es el brazo togado del Gobierno en los tribunales, quedan a los pies de los caballos y se corre el peligro de que sólo actúen a requerimiento, es decir, cuándo algún ciudadano pida su intervención inmediata.
Pero una cosa es ese “deber” de la fiscalía de hacer caso a los policías y otra bien distinta es que el juez o tribunal, que debe actuar con imparcialidad y objetividad, de por bueno todo lo que diga la Policía, sobre todo si cuándo la actuación de ésta se basa en nimiedades, chorradas, persecuciones sin sentido, amedrentamiento y hasta abuso de autoridad. Abuso de autoridad que, conviene no olvidarlo, también es delito.
Con lo expuesto, ni juzgo ni prejuzgo, pues no es mi función. Pero si todos estos agentes tan implacables persiguiendo a una señora respetable, cuya identidad es del dominio público, quisieran realmente trabajar, que se den una vuelta por la propia Gran Vía, Puerta del Sol, calle Montera, y adyacentes y sin gran esfuerzo podrán detener a decenas de carteristas, traficantes de mujeres y vendedores de drogas, que es precisamente para lo que les pagamos el sueldo. Yo por lo menos.
Ramiro Grau Morancho
Ex juez y fiscal sustituto, abogado, profesor universitario de Derecho y Académico Correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación.
El autor tiene bastante razón. Como tengas cualquier problema con la Policía, siempre sales perdiendo, aunque tengas razón…
Los Policías, que siempre suelen ser varios, se ponen previamente de acuerdo para declarar todos lo mismo, y el juez, ante la duda, les cree y acaba condenando al pobre ciudadano. Y encima el fiscal, como muy bien dice el autor, siempre apoya a la Policía, aunque no tenga razón.
Realmente el caso de la señora Aguirre puede ser constitutivo de una falta, leve, en su caso, y como mucho, pero calificarlo como presunto delito me parece una aberración jurídica.
Volvemos a lo de siempre: ¿qué ideología política tiene ese juez? ¿No estará ensuciando su toga con el polvo del camino, como decía Conde-Pumpido que iban a hacer los fiscales bajo su mandato…?
Enhorabuena a D. Ramiro Grau Morancho, por decir lo que muchos pensamos.
Creo que el articulista tiene bastante razón en lo que dice, aunque, sin duda por prudencia, que no por desconocimiento, ha omitido dos aspectos importantes del asunto:
1. La sindicalización de los cuerpos policiales, normalmente en contra de la derecha, y a favor de los partidos pseudoprogresistas. Si doña Esperanza AGUIRRE fuese del PSOE, de IU o no digamos de PODEMOS, el asunto se hubiera quedado en nada. No sólo eso, sino que caso de ser PABLEMOS IGLESIAS el acusado, hubiera terminado pegando él a los policías, «en legítima defensa».
2. La total politización de la Administración de Justicia, y no digo justicia, pues no lo es. La mayoría de los jueces dictan sus resoluciones en función de sus parámetros políticos, y en este caso resulta obvio que el juez no es de derechas, precisamente.
¿Será alguno del cuarto turno, «ingresado» de la mano del PSOE…?
Sinceramente, un artículo patético. Si lo que busca el autor con la pseudodefensa de Esperanza, es que le «aupen» a algún puesto de superior categoría y retribución, creo que este no es el camino. Denota rencor hacia las FFCCSS y animadversión a quienes puedan ser ideológicamente distintos.
Por cierto, conozco al Juez del Auto y es de carrera y de lo mejor que tiene la JUSTICIA. Informensé, de verdad.
Coincido con todo lo que dice el articulista. Todos los policías, incluidos los locales, están para garantizar la seguridad ciudadana, y para prevenir la realización de delitos, no para incordiar y extorsionar a los ciudadanos, con multas por cualquier bagatela… ¡Encima si tienes algún problema con cualquier policía, siempre tienes las de perder, dada la presunción de veracidad que les ampara, en el ejercicio de sus funciones! Realmente estamos muy lejos de ser una democracia de verdad, como la inglesa, por ejemplo, dónde los derechos de los ciudadanos, que no súbditos, están al mismo nivel que los de los agentes a los que les pagan el sueldo…
¡Cómo decía un amigo,si quieres conocer a un español, dale un uniforme, con gorra de plato, y una porra, y verás como se transforma! Aquí hay muchos con vocación de napoleones, aunque luego no le lleguen ni a la sombra de los zapatos. Pero luego, cuándo ven a un delincuente de verdad, y no digamos a un peligroso atracador, con la pistola en la mano, echan a correr, en lugar de hacerle frente.
Hombre, que un ex-fiscal deje caer que los policías se han puesto de acuerdo para provocar y perseguir a Aguirre sólo puede decir:
a) que la policía es una mafia corrupta y él lo sabe de primera mano.
b) o que está presentando su currículum a doña Esperanza para formar parte de su defensa.
Creo que lo acertado es pensar que este señor aprovecha una tribuna presuntamente jurídica para decir que es muy de derechas y alabar a Aguirre (que no va con coche oficial, como sí lo hace ese maldito rojo de Iglesias), aunque para ello tenga que poner a caldo a esos policías a los que decía defender casi por obligación.
Verdaderamente patético. No sabía yo que diariojurídico se había convertido en una tribuna política.
Pues nada, a seguir así.
Saludos cordiales.
Totalmente de acuerdo en :»Un jurista no debe opinar sobre asuntos jurídicos sin tener los autos encima de la mesa»
Pero aún más en «la experiencia me demuestra que los agentes policiales son los que responden con más aplomo y seguridad, aunque se hayan concertado previamente para mentir.»
Estamos acostumbrados a ver como en la puerta de la sala de vistas se conciertan para decir lo mismo; la misma historia y con las mismas palabras.
Pero además en este caso (no digo que ocurra, simplemente que puede ocurrir) puede darse enemistad manifiesta, pues muchos de los funcionarios de la CCAA de Madrid, culpan a Esperanza Aguirre de todos sus males, que esto sea cierto o no tampoco puedo saberlo pero que un ánimo espurio puede condenar a esta mujer…
No creo que la señora Aguirre haya cometido delito alguno.
Como mucho, una simple falta, que se «soluciona» pagando una multa.
De cualquier forma, la chulería de los policías locales con las personas honradas, es antológica. Igual que su cobardía ante los delincuentes de verdad, y más si van armados y les hacen frente: entonces salen corriendo como conejos.
Y no digamos nada de esos para policías que son los vigilantes de la ORA, o como se llame ese «cuerpo» de chivatos, que ni son funcionarios ni tienen presunción de veracidad alguna en sus manifestaciones… Lo único que les reconozco es mucha mala leche…
Pues eso «”Un jurista no debe opinar sobre asuntos jurídicos sin tener los autos encima de la mesa”, apliqueselo por favor.
Simplemente, no le ha servido de nada tanta experiencia, si la judicatura en general esta a ese nivel, vamos apañados.
Como bien dice el Sr. Grau, sin tener los autos, pruebas… encima de la mesa no se puede juzgar a nadie, además eso lo tiene que hacer el Juez que le haya tocado por Ley, esa que tantos y tantos se afanan en propagar que se ha de cumplir, y luego son los primeros que no la cumplen.
Hay que creer en la presunción de inocéncia (todo y que la Sra. Aguirre ya ha reconocido los hechos públicamente), y esperar que se pronuncie el Juez, pero lo que no puede hacer un «profesional» es defender a nadie públcamente sin tener las pruebas.
Hay que ser más serio.
Soy abogado penalista, con más de treinta años de experiencia, y yo también pienso que la señora Aguirre, como mucho, ha podido cometer una falta leve de desobediencia, castigada con una simple multa económica, y que no deja antecedente alguno, pues no es un delito.
También creo que habría que hablar, y mucho, de la actitud chulesca de la mayoría de los policías locales, y del maltrato que dispensan a los que les pagamos el sueldo, algo que no suele suceder con los policías nacionales, y mucho menos con la guardia civil, que es el cuerpo de seguridad más serio y profesional que tenemos en España.
A la gente de izquierdas, que son una buena parte de los comentaristas de este foro, le encantaría INHABILITAR a doña Esperanza AGUIRRE para ocupar cualquier cargo público, pues realmente la temen, ya que le canta las verdades al lucero del alma… El único «problema» es que este asunto es muy endeble, está cogido con pale de fumar, y no tiene entidad jurídica alguna. Como mucho, y en el peor de los casos, los hechos pudieran ser constitutivos de una simple falta de desobediencia leve a los agentes de la autoridad, y eso en el caso de los policías locales, ya que esos otros individuos que se dedican a controlar los estacionamientos no tienen carácter policial, por lo que entiendo que el tipo penal de agentes de la autoridad no les es aplicable, en absoluto…
Compartola opinión.
A qué vienen todos esos ataques a ese ¨monstruo¨ que han creado los políticos para protegerlos y servirles de agentes de seguridad privado?. O sea que cuando empiezan de verdad a hacer su trabajo y pillan por en medio a un político haciendo de las suyas borracho al volante o armando jaleo hay que atacarlos. Han descubierto de repente después de cuarenta años que son una ¨fuerza represora¨ tras haberle buscado las cosquillas a uno de los suyos?. Dónde estaba el articulista defendiendo al paisanaje cuando algunos de aquellos a quienes ahora denosta andaban abriendo cabezas a diestro y siniestro (no hablo de los quemapapeleras sino a padres de familias envueltos en alguna manita)?.
Mucha hipocresía veo en éste artículo y si no les gusta lo que han creado que contraten gorilas ex-spetznaz de países de éste a dar caña al personal menos a ellos pero que no se sorprendan si un día le rompen la cabeza (o el culo) a uno de sus retoños que andaba tan borracho que no podía sacar el carnet del partido o soltar esa castiza frase de üsted no sabe con quien está hablando¨.
Coincido totalmente con el artículo.
1. Los policías locales de Madrid, y en general de toda España, son el cuerpo policial más chulo, prepotente y engreído que existe. Yo creo que no son conscientes de que nosotros les pagamos el sueldo…
2. Esa rara avis de los vigilantes de movilidad, que creo se invento el defenestrado señor Gallardón, ni son policías ni nada similar, y por consiguiente sus actuaciones carecen de presunción de veracidad alguna.
En resumen, no se puede tratar mal a los ciudadanos. Somos nosotros quienes les mantenemos, y están a nuestro servicio, a ver si se enteran de una puñetera vez…
Empezando por el articulo que da lugar a todos los comentarios y continuando con éstos, me parece «gratuito» opinar dando por seguros hechos y palabras sin haber presenciado el incidene ni ser testigos más que de lo que la prensa ha «aireado».
Puede que la Sra. Aguirre haya actuado con prepotencia ,»es posible»; puede que los supuestos agentes hayan hecho lo mismo, pero hacer conjeturas y catalogar el hecho como si todos los hubieran visto y sepan las intenciones de cada uno de los implicados, parece un poco exagerado al menos.
El juez si ha aplicado mal la Ley habrá un tribunal superior que rectifique la sentencia, porque lo que no es delito en el C. Penal no se puede juzgar como tal ¿o si?
Acabo de oir por televisión (era mediodía y estaba medio dormido), que la fiscalía parece ser que quiere que haya juicio, no se si de faltas o por delito…
Teniendo en cuenta la total dependencia de la fiscalía del gobierno, y la abierta hostilidad de Rajoy a doña Esperanza Aguirre, no me extrañaría nada que el rajao utilice este asunto como ariete como Aguirre, que es la única candidata del PP con posibilidades reales de llegar a ser Alcaldesa de Madrid (al menos en mi opinión).
En fin, por lo que vemos, esta historia está lejos de acabar…
Marcelino IGLESIAS RICOU, ex presidente de Aragón, por «la PSOE», no tiene ese problema, pues él siempre viaja en coche oficial, con chófer y escolta…, pagado con el dinero de nuestros impuestos.
Ese privilegio lo va a heredar María Fernanda RUDI, la presidenta actual, que en realidad se lo concedió para sí misma, EN DIFERIDO.
¡Qué vergüenza!
Da asco pagar impuestos para pagar estos despilfarros y privilegios.