DLA Piper es un despacho que, en apenas cuatro años, ha sufrido una fuerte remodelación. El 1 de enero de 2005 se hizo efectiva la fusión del bufete norteamericano Piper Rudnick –el mismo que se encargó de hacer lobby para que el Congreso de EEUU le otorgase la medalla a José María Aznar- con el inglés DLA. Un año después de la fusión, DLA Piper se colocó como el segundo despacho que más factura del mundo por detrás de Clifford Chance. En España, DLA Piper sigue creciendo e incorporando a destacados profesionales a sus diferentes áreas de negocio. En esta entrevista Javier López Antón, socio director de la firma y Juan Juan Jiménez-Laiglesia, responsable del área de Litigation and Regulatory explican, de forma simultánea, cómo se ha gestado las nuevas incorporaciones a esta área del Derecho, ahora tan codiciada donde brillan con luz propia Miguel Bermúdez de Castro y Álvaro Lobato, en calidad de socios; Antoni Frigola, en calidad de Of Counsel; y el resto del equipo que se incorporan como asociados de la firma.

Javier López Antón es el Socio Director Regional de España. Está especializado en financiación de empresas y proyectos. Tiene una gran experiencia en operaciones de financiación de adquisiciones y financiación de proyectos (incluyendo operaciones de PPP/PFI). Trabaja principalmente con instituciones financieras españolas e internacionales en sus actividades comerciales en España, al igual que con empresas españolas en actividades fuera del sector financiero. Es profesor del “Master de Abogacía Internacional” del Instituto de Estudios Bursátiles, del Master de Derecho Privado de la Fundación Carolina y del Master de Asesoría Jurídica de Empresas de la Universidad Pontifica de Comillas (ICADE, Madrid). También es ponente habitual en conferencias y seminarios en materia de financiaciones organizados por entidades independientes.

Javier ha recibido nominaciones, como uno de los principales abogados españoles especializados en Derecho Bancario y Financiero y en Financiación de Proyectos, por las principales publicaciones y directorios internacionales, tales como: The European Legal 500, Chambers and Partners, IFLR 1000, PLC Which Lawyer, Expert Guides y Global Competition Review, en sus más recientes ediciones.

Por su parte, Juan Jiménez-Laiglesia es el socio del Departamento de Derecho Comunitario y Competencia de la oficina de Madrid. Ejerce en la áreas de regulación y competencia, principalmente en los sectores de energía -petróleo, electricidad y gas natural-, construcción, bienes de consumo, productos farmacéuticos, automoción y fusiones y adquisiciones. Previamente a su incorporación al equipo de DLA Piper, Juan ha sido Of Counsel del área de Competencia y Regulación del despacho Jones Day.

Juan es Profesor Asociado de Derecho de la Competencia de la Universidad Carlos III de Madrid, Profesor de Competencia y Mercados Energéticos del Instituto de Empresa de Madrid y miembro del Consejo Editor de la revista «Gaceta Jurídica de la Unión Europea y de la Competencia».. Es miembro del Colegio de Abogados de Madrid, Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, Licenciado en Derecho Comunitario por la Universidad Libre de Bruselas, Licenciado en Ciencias Políticas por la UNED, y Doctor en Derecho Mercantil por la Universidad de Comillas-ICADE de Madrid

¿Cuál es el origen de la política de selección de su firma desde que su equipo tomó las riendas de DLA Piper hace tres años?

Javier López Antón:

Los cerca de cincuenta abogados que se han incorporado con nosotros en estos tres años nos han ayudado a reorganizar la firma en España. Se trataba de reorientar el despacho y ver que tipo de profesional iba a encajar en esta nueva estructura. Al mismo tiempo se ha producido en la firma un relevo generacional que ayuda a que podamos afrontar con garantía los nuevos tiempos que se nos avecinan.

En estos años hemos logrado reforzar las seis áreas en las que se configura el despacho: fusiones y proyectos; corporate; litigations and regulatory; tecnología y comunicación, laboral e inmobiliario. La idea es que cada uno de estos negocios que le describo tenga un peso especifico en el mercado de importancia sin perder de vista que somos un despacho único y que toda esta actividad es lo que configura la globalidad de nuestra firma.

Las incorporaciones últimas que le comento al área de Litigations y Regulatory viene dada por la política antes comentada de cara a reforzar los campos procesales y concursales. Ahora, por el momento que vivimos es un área clave para la estrategia de cualquier despacho, desde luego.

¿Cómo organiza Dla Piper estos procesos de selección a la hora de reclutar sus profesionales?

Javier López Antón:

No hay un proceso único, todo depende de la vacante que se vaya a cubrir. Nuestro departamento de recursos humanos es bastante activo a la hora de buscar nuevos talentos, lo que los expertos llaman la parte baja de la pirámide. Es evidente que el proceso es diferente cuando se busca un abogado especializado. En estas otras selecciones suele tener más peso específico la opinión de los socios de la firma y del responsable del área en cuestión.

En determinadas oportunidades es de gran ayuda la visión del head hunter externo que te ayuda a buscar esos candidatos que pueden optar al puesto que se demanda. Asi lo hemos hecho en esta área de Litigations and Regulatory y así lo vamos a hacer cuando incorporemos un nuevo socio en el área inmobiliaria. En estos momentos creemos unas dimensiones adecuadas para competir en el mercado como despacho. No descartamos nuevas incorporaciones aunque éstas serían muy selectivas, desde luego.

Habla de dimensiones, ¿cuál es el tamaño ideal de un bufete de abogados?

Javier López Antón:

Nuestra firma está formada por setenta profesionales y estimo que es un tamaño ideal para dar servicio al cliente en las diferentes áreas que le comentaba con anterioridad. Una firma como la nuestra es bastante manejable y puede dar servicio con garantía a todos los negocios que desarrolle con garantías claras de calidad.

Por debajo de cincuenta profesionales puedes tener problemas de cobertura de servicios. La idea es que estos profesionales estén estructurados siguiendo la pirámide cilíndrica donde haya un equilibrio entre abogados seniors y jóvenes letrados. Una estructura como la nuestra puede servir de apoyo a que determinadas caídas de negocio en algunas líneas de trabajo sean aprovechadas desde otros negocios.

Es el caso de las fusiones y adquisiciones que no pasan por su mejor momento pero que ese trabajo puede ser aprovechado desde el área de reestructuraciones, litigios concursales o en el área laboral.

En un momento como el actual, ¿cuáles son los profesionales más demandados y aquellos perfiles más complicados de cubrir?

Javier López Antón:

En estos momentos los profesionales más demandados y a la vez de más complicada cobertura tienen que ver con aquellas áreas del Derecho que están generando más actividad. Ahora se buscan buenos concursalistas, expertos en reestructuraciones y buenos laboralistas por la situación del momento. Las incorporaciones son complicadas de ahí que decidiéramos incorporar un equipo completo de letrados al area de Litigations and Regulatory a principios de este año. Creimos que era lo mejor que podíamos hacer en estas circunstancias porque durante el pasado año analizamos que iba a ser el campo procesal una línea de negocio de gran crecimiento como así está siendo en estas circunstancias actuales.

Si eres un profesional de valía siempre vas a tener tu hueco en el mercado esto es indudable. De todas formas el momento es clave. Ahora es más sencillo encontrar un abogado senior bueno en el campo inmobiliario que hace cuatro años. Hay despachos sobredimensionados en esa parcela con lo cual el reclutamiento es más sencillo.

Volviendo al area de Litigations and Regulatory, ¿cómo se ha hecho la selección de estos profesionales?

Juan Jiménez-Laiglesia:

En primer lugar tengo que comentar que hablamos de un área de negocio a nivel mundial de Dla Piper. El despacho en su origen tenia mucha fortaleza en la parte del llamado derecho de la competencia que montamos mi hermano José Mariá y yo procedentes de Jones Day, habíamos estado presentes en las principales operaciones del sector energético. Por el propio origen de la firma tenía una carencia en el área de litigios clara, salvo en el área de arbitraje relacionando esta práctica procesal con el desarrollo internacional de las empresas españolas. Detectamos que necesitábamos expertos procesalistas en procesos complejos.

¿Y es complicado encontrar un buen procesalista?

Juan Jiménez-Laiglesia:

La verdad que si, es bastante complicado. Hay que buscar una persona con un carácter especial y que tenga una enorme credibilidad. Que advierta que el propio tiempo tiene un carácter más flexible que para cualquier otro abogado. Los procesalistas ordenan el tiempo de otra forma menos líneal que el resto de letrados y llegan a detectar la realidad de las empresas de otra forma. Los grandes procesalistas suelen ser aquellos profesionales que han tenido una carrera judicial o fiscal amplia. Un buen procesalista no solo lleva los asuntos de los clientes sino que es una referencia dentro del despacho en todos estos temas.

¿Qué formación recibe entonces un buen procesalista?

Juan Jiménez-Laiglesia:

Pese a lo que le comentaba , un buen procesalista también requiere formarse y reciclarse convenientemente. Es una profesión vocacional, muchos de ellos ya saben desde cuarto de carrera que se van a dedicar a ello. Un procesalistas es un profesional que le gusta persuadir al juez de que su cliente tiene razón. Sabe entender cuáles son las claves del derecho y cómo presentar ese determinado caso para que tenga éxito. En nuestra firma siete de nuestros asociados han logrado reciclarse y convertirse en buenos procesalistas.

¿Cómo esta organizada Litigations and Regulatory? ¿Hay algún elemento común en estos profesionales que lo configuran?

Juan Jiménez-Laiglesia:

Quizás en este caso el rasgo común más importante es que todos ellos han trabajando juntos con anterioridad. Y es un dato que se nota, desde luego. Era un equipo que había demostrado en el mercado éxito desde la independencia. Es el caso de Alvaro Lobato, la cabeza visible de este equipo, que había sido socio en Gómez Acebo y Pombo. Además durante seis meses buscamos a un profesional de la magistratura que se incorporase con nosotros. De esta forma nos dimos cuenta que el Magistrado Antonio Frigola, titular del juzgado número uno de Madrid, era una persona idónea para nuestro equipo. Era el magistrado con mayor experiencia en temas concursales y derecho de la competencia de cuantos trabajaban en aquellos momentos.

¿Hasta qué punto es complicado para un magistrado integrarse en el mundo de la abogacía…?

Juan Jiménez-Laiglesia:

La verdad que conociendo la situación tan precaria por la que pasan algunos juzgados, el ejercicio de la abogacía parece más sencillo a priori. Solamente los concursos pasaron de 1000 procesos a cerca de 3000 durante el pasado año. La carga de un juzgado no es tan manejable desde luego que el ejercicio de un abogado en un campo en concreto. De todas formas es evidente que un magistrado debe cambiar el chip. Debe aprender a relacionarse con el cliente y ser capaz de ver cómo ha cambiado su perspectiva. Es evidente que una firma como la nuestra les da todo el apoyo formativo que necesiten para cambiar su modus operandi. En la actualidad tanto Frigola como Lobato están formado a otros abogados en materia concursal por su experiencia contrastada en estos temas tan de actualidad.

Hablando de formación, ¿qué tipo de programas se desarrollan en esta área de negocio?

Juan Jiménez-Laiglesia:

Procuramos explotar todas las capacidades de nuestros profesionales. De forma periódica todos los abogados de este area de Litigations and Regulatory pasan por el programa formativo que dirijo, durante dos meses en el Instituto de Empresa en el área de Derecho de la Competencia. Los profesores del mismo son prestigiosos consultores y socios de otros despachos de abogados expertos en esta materia.

Además hay otro programa en Harward que dirige un Of Counsel nuestro, de diez días de duración sobre análisis económico de la Competencia por el que pretendo que pasen todos los asociados del departamento que dirijo. Además de estos dos programas, el hecho de ser un despacho multinacional nos ayuda a realizar intercambios de abogados con otras sedes repartidas en todo el mundo. Otro programa de recién implantación hace cinco meses es el de Knowledge Management lo dirige Fernando Gómez Pomar de cara a ayudar de forma práctica al abogado en la resolución de sus casos. Son los propios abogados seniors de la firma quien los imparte a los más jóvenes.

Este tipo de actividad la verdad es que gusta mucho a los jóvenes letrados que al final deciden incorporarse a nuestra firma.

Todos estos programas formativos vienen complementados con el dia a dia a nivel de trabajo que sirve también para intercambiar conocimientos y solventar dudas sobre el ejercicio de la profesión.

Normalmente si quieres realizar una carrera profesional en Dla Piper, sabes que cada seis años pasas de estatus en la firma.

¿Cuál es el trayecto vital del joven abogado al socio de la firma?

Javier López Antón:

Intentamos en la medida de lo posible que estos jóvenes letrados tengan su desarrollo profesional con nosotros pero no siempre es posible por diferentes circunstancias. Procuramos fomentar la carrera profesional de nuestros abogados y que esta evolución sea satisfactoria tanto para ellos como para nosotros.

Apostamos por la tutela a nivel formativo de tal forma que cada letrado pueda desarrollar su Plan de Carrera con nosotros. En algunos casos vemos que las expectativas vitales de algunos de estos letrados priman por encima del aspecto laboral. Es el caso del catedrático de derecho civil Fernando Gómez Pomar que prefiere apostar por la docencia en detrimento de su actividad profesional.

En muchas ocasiones esta carrera profesional, pese a la valía del abogado, esta condicionada por variables exógenas. Hablamos de carreras diversas que se va diseñando conjuntamente con los abogados seniors del despacho. Es el caso ahora de concursalistas y laboralistas demandados por la situación actual del mercado.

Ahora que hablaba del abogado, ¿realmente esta es una profesión tan dura que hace que un 40 por cien de los jóvenes abandonen al cuarto año de ejercicio?

Javier Lopez Antón:

Es evidente que esos datos son demoledores, pero todo depende de diversas circunstancias. Entre ellas que el carácter del abogado sepa amoldarse a la filosofía del despacho donde va a trabajar. Lo vemos en los procesos de selección donde muchos de los abogados jóvenes, que ya conocen experiencias cercanas de familiares abogados, recelan de lo que se les dice.

Y es que a veces el desencanto se apodera de uno cuando tus expectativas no son las que buscabas. Ahora la tendencia ya no es la de hace veinte años que podías renunciar a tu vida con el fin de buscarte un hueco en la profesión, en la actualidad pocos profesionales están dispuestos a realizar este tipo de sacrificios. De todas formas estoy convencido que en los próximos años esas cifras de abandono serán mas razonables. Las firmas han dejado de ser exprimidores de gente y valoran mucho el talento y la vida personal de sus profesionales.

Juan Jiménez-Laiglesia:

Estoy básicamente de acuerdo en lo que comenta Javier Ruiz. Por mi parte quiero añadir la mala estructuración de la carrera de abogado, lo que hace que las expectativas no se cumplen en muchos casos. Estoy convencido que las nuevas generaciones de abogados van a encontrarse con otro concepto de abogacía sobre todo desde los grandes despachos más compatibles con su vida personal. De todas formas, no nos engañemos es una profesión compleja y no todos llegan a colmar sus propias aspiraciones

Además hay fenómenos a estudiar que merecen la atención de cualquier letrado que quiera desarrollar su carrera profesional fuera de los despachos, como es el ejemplo de los departamentos jurídicos internos de muchas de las empresas del Ibex 35. Te puedes encontrar con retos tan interesantes como trabajar en cualquier despacho de abogados.

En este contexto, ¿cómo valoran la nueva Ley de acceso a la profesión que impide que cualquier licenciado en Derecho sea automáticamente letrado?

Juan Jiménez-Laiglesia:

Veo natural que haya exigencias añadidas a la licenciatura en Derecho. En estos momentos el joven licenciado sale con un conocimiento muy limitado de lo que le espera a nivel profesional. Por este motivo, en los últimos cinco años las incorporaciones que se hacen en cualquier despacho vienen avaladas por el currículum de ese joven letrado que casi siempre tiene varias carreras y algún curso de postgrado. Los propios abogados del futuro ya están complementando su formación porque se dan cuenta de sus carencias indudables. Tanto la formación del letrado como su capacidad de integrarse en un equipo son factores clave a la hora de su éxito profesional.

Javier López Antón:

Es fundamental este nuevo proceso selectivo para que los mejores profesionales puedan ejercer el Derecho y dar servicio a sus clientes con total garantías. El mercado pide profesionales muy bien preparados por lo que no me parece mal la nueva regulación que va controlar el acceso a la profesión de abogado.

En los próximos años asistiremos a menos profesionales pero mejor preparados como futuros abogados lo que va a beneficiar, sin lugar a duda, en el servicio que se dé al cliente en cuestión. No podemos olvidar que éste es un trabajo que no acabas de aprenderlo todo. Está en continuo movimiento por lo que es fundamental que cualquier letrado con proyección cuide su formación a nivel que avance a nivel profesional.

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