¿Por qué la sentencia del 11-M es un ejemplo de cómo no se debe conceder una indemnización por causa de muerte? ¿Cuáles son los inconvenientes del Plan Bolonia? ¿Qué interés tienen los políticos en mezclar el asunto del canon digital con el problema de la piratería, y en hacerlo además en campaña electoral? Cuestiones como estas forman parte de la colección de artículos de prensa publicados en el libro “Escritos sueltos sobre Legisladores, abogados y jueces”, cuyo autor es el catedrático de Derecho Civil y consultor de CMS Albiñana & Suárez de Lezo, Mariano Yzquierdo Tolsada. Con prólogo antológico de D. Mariano Alonso Pérez y un artículo “A modo de cierre” de D. Mariano Medina Crespo, el catedrático de Derecho Civil aborda a lo largo de 340 páginas un análisis crítico de temas de rabiosa actualidad legislativa, en la que se ofrece una panorámica coherente de la realidad social, familiar y cultural. En esta obra, cada uno de los protagonistas y los temas en ellos tratados se someten a una valoración crítica del autor, siempre adaptada a la actualidad jurídica y con el tono irónico que caracteriza su pluma.
Mariano Yzquierdo Tolsada es Catedrático de Derecho Civil en la Universidad Complutense de Madrid y ha impartido su docencia también en las Universidades de Extremadura, La Laguna y Pontificia Comillas (ICADE) de Madrid.
Es autor de más de un centenar de trabajos, repartidos entre monografías, artículos en revistas especializadas en Derecho Civil y otras obras colectivas o en colaboración. Entre otros galardones, obtuvo en 2002 el premio Internacional de Seguros de Mapfre y en 2006 el premio de la Fundación Arte y Derecho.
¿Podría explicarnos por qué tuvo la inquietud de recopilar esos artículos periodísticos y convertir éstos en una publicación con todos ellos?
Fue una iniciativa conjunta de la editorial Dykinson y de La Tribuna del Derecho, que responde a la idea de que cincuenta y tantos artículos de opinión sobre aspectos de actualidad jurídica (el Estatut, el canon digital, el secuestro de El Jueves, etcétera) pueden, reunidos en colección, ofrecer un semblante del estado de la aplicación cotidiana del Derecho durante un determinado período, lo que puede resultar atractivo si se consigue un género literario a mitad de camino entre la técnica jurídica y el periodismo divulgativo.
¿Qué conclusiones extrae una vez acabado? ¿Nuestros jueces son independientes o hay en sus sentencias condicionamientos políticos?
No es ésta una pregunta que admita respuestas generales. Pienso que, dados los pocos medios con los que cuentan, los jueces en España hacen lo que buenamente pueden, y podrán a veces adolecer de falta de formación permanente más que de politización, aunque hay también excepciones. Ahí está el artículo nº 38, que subtitulé “cómo utilizar una sentencia como si fuera un mitin”. Con todo, no es lo habitual. La politización está más en otros lugares del poder judicial, más allá de las salas de justicia.
Por cierto, ¿qué opina de la última huelga de los jueces? ¿Creen que están perdiendo imagen en la opinión pública?
No, no lo creo. Pero para que haya credibilidad, también habría que sancionar debidamente a quienes no cumplen con su función.
Sobre los medios de comunicación, ¿qué opina de la calidad periodística? ¿Sería bueno que tuvieran formación en Derecho?
Sin ninguna duda. Resulta curioso que cuando se trata de cualquier otra rama del saber, los periodistas buscan al experto. Pero cuando se trata de alguna cuestión jurídica, parece que eso no hace ninguna falta, porque esto del Derecho es algo demasiado cotidiano, algo que a todos nos afecta en cualquier momento del día. Sucede que cualquiera puede opinar sobre asuntos jurídicos, sin ninguna vergüenza. Puede verse el comienzo del artículo nº 46: “En el mundo de la caricatura, no todo vale”. O el nº 44: “Tragedia en Barajas”.
¿Cómo cree que puede influir la crisis económica en el mundo legal? En estas circunstancias, ¿seguiremos acudiendo a la Justicia?
Sí, pero cambia la tipología de los pleitos en circunstancias de crisis. Puede verse el artículo 37: “Nuevos aromas hipotecarios”. Ahora, los abogados especialistas en concurso de acreedores no dan abasto. Y probablemente son más los pleitos en los que se discute sobre resolución contractual que los que dilucidan cuestiones de cumplimiento.
¿No cree que ha llegado el momento de que las diferentes administraciones apuesten por el arbitraje y la mediación como métodos extrajudiciales?
Sin duda. Sería muy eficaz, por ejemplo, que se organizara un sistema de árbitros para resolver cuestiones de responsabilidad civil por daños materiales en los accidentes de tráfico. Y utilizo este ejemplo porque me consta que hay serios intentos de lograrlo, pues el ahorro en costes, intereses y esfuerzos sería multimillonario.
En este contexto, ¿en qué momento se encuentran las relaciones entre jueces y abogados? ¿Cree, como apuntan entidades como Scevola, que ha llegado el momento de crear un código ético que regule dichas relaciones profesionales?
Eso ha sido siempre conveniente, pero más conveniente es que, si se hace, se cumpla. Esas relaciones padecen los malos tiempos propios de una justicia sin medios, muy lenta y muy cara.
¿Cómo cree que puede afrontarse el tema del turno de oficio? ¿Es un problema crónico a nivel de remuneración para muchos letrados?
No tengo una opinión fundada sobre el particular. Imagino que se trata de algo poco atractivo por estar muy mal retribuido, si bien es un buen banco de experiencias para el abogado que empieza.
¿Por qué cree que España cuenta con el mayor número de letrados y el menor de jueces? ¿Cree que con la nueva Ley de Acceso se podrá solventar este asunto?
En efecto, hay más Abogados en Madrid que en todo el Reino Unido, y eso es absolutamente perturbador. Si para ser notario o abogado del estado o juez hace falta algo más que una Licenciatura, debería exigirse algo más para impedir que al día siguiente de terminar la carrera pueda un recién colegiado imberbe comparecer en una vista en la Audiencia Nacional. A mí me gusta, en general, toda iniciativa que vaya en esa dirección.
Usted, como consultor externo de un despacho de abogados y Catedrático de Derecho Civil, ¿dónde cree que están los nichos de mercados nuevos para el profesional que se dedica a esto?
No hay mercados nuevos. Los mercados están en los buenos expedientes, pero después hay que continuar la formación, toda la vida. Cuando un alumno dice que cuando acabe la carrera no volverá a coger un libro –como a veces se oye a la salida de un examen duro–, yo les digo a los chicos que la carrera comienza precisamente al día siguiente de licenciarse.
Por último, denos sus claves para mejorar nuestra Justicia.
Expedientes disciplinarios para los casos de dilaciones indebidas, mejor retribución, mejores medios técnicos. Y profesionalidad y trabajo, mucho trabajo, porque la frase del legendario O. W. Holmes lo resume todo: “Dad a un hombre todas las dotes del espíritu; dadle todas las del carácter; haced que todo lo haya aprendido; que todo lo haya visto y retenido; que haya trabajado treinta años de su vida; que sea, en conjunto, un crítico, un literato y un moralista; que tenga la experiencia de un viejo y la infalible memoria de un niño, y tal vez con todo esto forméis… un abogado completo”. Aplíquese a abogados, a jueces y a fiscales y ya está. Es muy fácil.