Lorenzetti dijo que «para que podamos hablar de un Poder Judicial independiente, que brinde los servicios que le reclama la población, necesitamos que haya jueces. Hoy, en la Justicia Federal y Nacional, hay aproximadamente unos novecientos jueces que llevan tres millones doscientas mil causas. Necesitamos entonces aumentar la cantidad de jueces y disminuir la litigiosidad».
En tanto, el titular del Máximo Tribunal aseguró que «sobre esos novecientos jueces hoy existen 183 vacantes, es decir, más de un veinte por ciento.
No se cubren las vacantes, y cuando se cubren, se lo hace muy lentamente: dos años como mínimo para ocupar un cargo de juez. Esto repercute directamente en el ciudadano».
Durante su presentación, Lorenzetti también dijo que «no queremos ni nos interesa discutir la administración de los recursos, porque a los jueces no nos gusta administrar ni tampoco sabemos cómo hacerlo.
Planteamos la autonomía presupuestaria, que no es administrar sino buscar la compatibilidad de los presupuestos con las políticas de Estado.
Porque si hacemos un plan de desarrollo del Poder Judicial conforme a las expectativas y las demandas, pero los presupuestos no están acordes con ese plan, es imposible planificar».
El presidente de la Corte remarcó que «existe una extraordinaria diferencia entre lo que se declara en el discurso público y en la legislación por un lado, y lo que se goza efectivamente por parte del ciudadano común. Así, los problemas no se solucionan, sino que se trasladan».
En esa línea, destacó que «en la medida en que los problemas no se resuelven año tras año, terminan en un escenario de judicialización, y eso es algo de lo que tenemos que ocuparnos, no desde la perspectiva de crear conflictos, sino para encontrar las soluciones. No nos interesan los conflictos, nos interesan las soluciones de los problemas que tienen los ciudadanos».
«Por eso creemos que es necesario construir políticas de Estado, que permitan la implementación efectiva de las soluciones que todos sabemos que están en la Constitución Nacional, y que eviten una judicialización excesiva. No es posible que el Poder Judicial ni los otros poderes solucionen los problemas sin una mínima coordinación. Porque la construcción de una agenda común entre los tres poderes del Estado no es perder independencia».





