Las razones que justifican esta mala evolución son varias, pero influye la falta de conocimiento generalizado sobre las líneas ICO entre la ciudadanía y, en gran medida, la escasa colaboración de bancos y cajas que, en muchos casos, prefieren colocar sus propios créditos o renegociarlos antes que ofrecer los del ICO. Además, estos préstamos los autorizan las entidades, que pueden denegar su concesión.

La línea ICO-Pyme, por ejemplo, tenía una dotación de 6.000 millones de euros para financiar inversión y otros 4.000 millones para circulante. Sin embargo, las pymes han recibido sólo 2.202,9 millones y Martínez prevé que se agoten los 6.000 para inversión.

Lo que hace el sector financiero es dirigir a las pymes hacia la nueva línea ICO-Liquidez. La razón no es otra que el margen que obtienen es mayor que el que consiguen con la ICO-Pyme.

La línea ICO-Liquidez, empero, ha repartido apenas 1.625 millones, menos de una tercera parte de los 5.000 inicialmente previstos.

En cuanto a la moratoria de hipotecas, los fondos distribuidos, 32,9 millones, son ínfimos en comparación con los 6.000 millones presupuestados. Los bancos prefieren renegociar directamente con los clientes y ofrecerles sus propias alternativas antes que la del ICO.