Constanza Suárez
Constanza Suárez

Suárez Abogadas es un despacho multidisciplinar pero tiene abogados especializados en cada área. Con oficinas en Madrid desde hace 10 años y en Barcelona y con un pie en Bogotá, ponen el acento en su atención cercana y la formación constante. En plena expansión han crecido un 40% sólo en el último año y apuestan decididamente por las nuevas tecnologías para llegar a nuevos clientes. Su socia Constanza Suárez nos habla de las claves del negocio.

¿A qué temas os dedicáis en Suárez Abogadas?

Somos muy reconocidos en temas de familia, extranjería e hipotecario, pero en realidad llevamos de todo un poco. Hemos tenido hasta menciones porque hemos logrado cosas importantes. Es un despacho cercano, nuestros clientes son clientes llegados de toda Europa recomendados por otros clientes nuestros, y así hemos crecido hasta dónde estamos ahora.

También trabajáis en Colombia

Principalmente trabajamos en España. Yo vivo en España desde hace 15 años y de hecho siempre he litigado aquí. La que lleva el despacho en Barcelona lleva aquí unos 25 años y en Bogotá tenemos una abogada colaboradora que nos ayuda en temas de ejecución de sentencias, en temas de divorcios, y todo eso.

¿Qué sentencias importantes habéis conseguido en temas de extranjería?

Hemos logrado suspender expulsiones de gente saliente de prisión por antecedentes penales y sin arraigo – sin arraigo quiere decir sin mujer o hijos aquí – y hemos conseguido rebatir sentencias de denegación de nacionalidad también importantes y de denegación de tarjetas de residencia de larga duración por antecedentes penales. Estos son asuntos difíciles de ganar.

¿Qué le parece la normativa de extranjería en España?
El régimen general no está mal pero el régimen comunitario me parece que es un desastre porque no se respetan los derechos de los ciudadanos europeos para nada, ni los de sus familiares. Se les están poniendo toda clase de cortapisas para entrar. Además, el régimen comunitario es muy cambiante y cuesta saber a qué atenderse; el general es más estable.

Ahora bien, incluso con el régimen general nos encontramos que cada comunidad autónoma aplica lo que le parece. Las hojas informativas que saca la delegación del Gobierno no sirven para nada porque no se aplican; sólo sirven en Madrid. En Barcelona es todo más complicado y eso hace que mucha gente se esté empadronando en Madrid.

¿Cuales dirías que son los puntos fuertes de vuestra atención legal?
Primero, que cada uno está muy especializado en cada área: el que lleva familia está especializado en familia y el que está especializado en extranjería igual. Eso hace que hagamos las cosas muy bien porqué las sabemos hacer. Otro fuerte es que seguimos actualizándonos constantemente. Hacemos mucha formación para estar actualizados y, como cliente, puedes tener la certeza de que lo que decimos es lo correcto. Y escuchamos al cliente y le dedicamos le tiempo que sea necesario, le atendemos “con cariño”. Para nosotros su problema es como nuestro problema y por eso tenemos el despacho que tenemos.

¿Como va el negocio?
Para los tiempos que corren no va nada mal, cada día crece un poco. Es un despacho que no se ha estancado, todo lo contrario, cada día va un poco mejor. Nos llegan muchos clientes de otras partes de Europa que nos llaman para solucionar sus problemas de aquí. Es un despacho que ha crecido de una manera importante. En el último año el despacho ha crecido más de un 40%. Y esperamos que crezca más. Seguimos haciendo todo lo posible para mantenernos bien en el mercado.

¿Cómo veis el futuro del sector de los despachos?
Yo creo que el futuro de los despachos de abogados peligra si se estancan y se dedican a una sola cosa. Si no se abren a ser más flexibles y más interactivos con el cliente, irán mal. Yo tengo compañeros que están muy mal, pero la verdad es que si uno innova, si utiliza tecnología y cuida al cliente, la cosa funciona. Un despacho de abogados bien llevado da para un negocio interesante, claro que nosotros no pretendemos hacernos millonarios. Otra cosa que pasa es que los abogados somos cerrados a la tecnología, nos negamos a innovar, creemos que somos algo distinto, y así no se puede llevar un despacho, se fracasa.

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