Por José Antonio García Alvaro
Director
Bajo constante ataque de un tiempo a esta parte –incluyendo un litigio promovido for el Ministro de Justicia (Attorney General) del estado de Minnesota—, el Foro Nacional de Arbitraje (NAF), con sede en Minneapolis, anuncia la suspensión de todo arbitraje relacionado con el consumo.
La NAF no es cualquiera. La AAA, la NAF, CPR y JAMS son los mayores proveedores de servicios extrajudiciales en los Estados Unidos de América. Sucede, sin embargo, que la NAF ha apostado muy fuerte por el arbitraje de consumo, y no paran de salir estudios que hacen que esta entidad quede mal, muy mal. Si unimos a dichos estudios un creciente número de sentencias judiciales en todos los órdenes jurisdiccionales estatales y federales del país anulando sus laudos, tenemos una receta para el desastre, para darse por vencido. Si, además, los ministros de justicia de estados en los que operan promueven litigios contra ellos, ya es demasiada presión. Se han dado por vencidos.
El Proyecto de Ley de Arbitraje Equitativo no se ha votado y ya han ganado la partida los proponentes de la abolición del pacto previo arbitral en materia de consumo. No nos engañemos, sin embargo. Hay centenares, miles de entidades locales y regionales ADR que proveen este servicio, que sólo se dedican al arbitraje de consumo, y que no van a parar porque es su única fuente de ingresos, el arbitraje de consumo.
Así reza la entradilla del comunicado de prensa de la NAF: “Los consumidores americanos pierden la oportunidad de un acceso económico a la justicia a través de los servicios de la mayor entidad del país en materia de arbitraje de consumo”.
El CEO de esta entidad, Mike Kelly, comenta que “la NAF no tiene los recursos para enfrentarse a los desafíos a sus servicios de arbitraje de consumo que están presentado diversas entidades y ministros de justicia de un número creciente de estados en el país. La carencia de certeza legislativa en este ámbito es lo que nos obliga a tomar esta decisión. Hoy por hoy, el coste de ofrecer este servicio ha dejado de ser rentable, ya que los costes superan con creces los ingresos”.
¿Y ahora qué? Nadie lo sabe. De un lado, NO sabemos, ni podemos saber, si el proyecto de ley se convertirá en Ley. Es más que probable que la salida de estas dos grandes organizaciones del arbitraje de consumo sea una “huída hacia adelante”, su forma de evitar que la prohibición del pacto previo arbitral en materia de consumo llegue a ser ley a favor de un amplio debate que permita dicho pacto previo, pero con las debidas garantías procesales que muchos legisladores, grupos de presión, abogados, y ciudadanos creen que adolece. Es probable que su retirada sea estratégica, su puñetazo en la mesa para hacerse escuchar y debatir estas cuestiones en un clima más calmado.
En ARyME sabemos bien lo que significa “estás fuera” –si bien acompañado con un “porque me da la gana y puedo”— sin motivo alguno, sin esperar al pasar del tiempo, sin juicio o audiencia en nuestro caso. Lo que ahora se les medio ocurre a algunas entidades como “novedad”, “vanguardismo” y “modernización” ya se nos ocurría a nosotros hace casi 15 años en arbitraje, en mediación, en evaluación neutral, en mini-juicios, en ODR, en todo. Y nunca se nos ocurrió ir de gira pregonando en Latinoamérica que Madrid es mejor y más deseable, que es “la sede” y, como parte del gancho, que tiene un aeropuerto de morirte –de viejo caminándolo.
Veamos cuándo Madrid va a Nueva York, a París, a Londres, a Singapur, a Hong Kong, a Sídney a predicar las virtudes de Madrid en materia de arbitraje internacional, ya que son unas de las varias ciudades con las que quieren competir. Algo mejor que aeropuerto, hoteles y paella se les va a tener que ocurrir para que les escuchen. Y si hablasen en estas ciudades de mejoras procesales recientes llevadas a cabo en Madrid para atraer a sus comunidades empresariales y jurídicas a Madrid, se llevarían un “that’s from article 14 of our rules from 10 years ago, no longer in effect. Let me show you around New York…you should come here more often”.