Más del 50% de las grandes empresas y del 60% de sus proveedores ya han comenzado a generar ahorros tras la implantación de prácticas sostenibles en sus cadenas de suministro y, de esta manera, han empezado a obtener retornos de la inversión realizada para su puesta en marcha.
Ésta es una de las principales conclusiones a las que llega el informe The Carbon Disclosure Project 2011 Supply Chain Report, elaborado por la consultora estratégica A.T. Kearney, en el que se analizan las actividades relacionadas con el cambio climático llevadas a cabo por 57 de las principales empresas internacionales y por 1000 compañías proveedoras pertenecientes a diversos sectores.
El 86% de las empresas encuestadas afirman haber obtenido beneficios comerciales tangibles al trabajar junto con sus proveedores en la mejora del rendimiento y en el retorno a la inversión, frente al 46% que lo alegaba en 2009.
Este salto cuantitativo es prueba del interés creciente en las prácticas de compra sostenibles dado que para la mayoría de las empresas, los proveedores representan al menos el 50% de sus emisiones de CO2.
PepsiCo, por ejemplo, ha encontrado oportunidades de ahorro energético valoradas en más de 60 millones de dólares y ha logrado una reducción del 16% por cada unidad de energía empleada en todas sus plantas de bebidas, como resultado de su estrategia de gestión del uso de CO2 y de su herramienta de valoración energética.
A raíz de estos resultados, PepsiCo se ha comprometido a educar a sus proveedores sobre las oportunidades potenciales en este campo, ofreciéndoles acceso a sus herramientas de valoración energética.
Más de un 79% de las empresas están implementando una estrategia formal para afrontar el cambio climático (frente al 63% de 2009), lo que ha supuesto, de forma paralela, modificaciones a la hora de tomar decisiones relacionadas con la cadena de suministro. Se ha producido un cambio en la manera en la que tanto las empresas como sus proveedores se relacionan e implantan procesos sostenibles.
El interés creciente que se ha producido en 2010 en las estrategias de las empresas al respecto ha creado un efecto dominó aguas abajo en las operaciones y procesos de las cadenas de suministro, lo que ha permitido a las compañías aprovechar mejor las oportunidades para el crecimiento de su negocio, el ahorro de costes y la reducción de emisiones de CO2.