Se siente muy satisfecho del proyecto que le encomendó Emilio Cuatrecasas para China. Tras dos años de trabajos previos ya está operativa desde hace meses la oficina de la firma española en el país del Sol Naciente. A lo largo de esta entrevista Omar Puertas, el hombre sobre el que gira este proyecto, relata a Diariojuridico.com todos los pormenores de esta aventura empresarial. “A la hora de asesorar a nuestros clientes de cara a relaciones comerciales con empresas chinas siempre les aconsejamos que se sometan la resolución de disputas a arbitraje internacional o, en su caso, nacional, pues ello repercute en un procedimiento más eficiente en el reconocimiento y ejecución de las correspondientes resoluciones.”

Omar Puertas socio de Contencioso de Cuatrecasas es el abogado que lidera el proyecto de la firma en China. Amplia experiencia en proyectos de inversión en Asia, en particular en China, incluyendo negociación y ejecución de contratos de joint venture, transferencia y aportación de tecnología, proyectos de infraestructura pública, obra civil y energías renovables, protección de derechos de propiedad industrial e intelectual y resolución de disputa. Respecto a sus estudios es Licenciado en Derecho, Universidad Pompeu Fabra, 1996. Máster Académico en Derecho de Empresa, Universidad Pompeu Fabra y LL. M. (Master of Laws), University of Manchester- Sobre los idiomas se maneja en Chino, Francés e Inglés.

¿Podría hacernos un balance de estos tres meses de puesta en funcionamiento de la oficina de Cuatrecasas en Shangai?

El balance es muy positivo. Puesto que la apertura de la oficina venía precedida de dos años de trabajo y estancia ya en Shanghai, la puesta en funcionamiento ha reportado menos quebraderos de cabeza que si hubiéramos empezado desde cero. Por ejemplo, el equipo de abogados ya estaba completado, lo que nos ha permitido estar operativos al 100% desde el primer día.

¿Cómo se gestó este desembarco en China? ¿Qué ventajas supone tener una oficina propia en un país de estas características?

El despacho se planteó en 2005 abrir oficina propia en China, a raíz del creciente interés de nuestros clientes por contar con nuestro asesoramiento en Asia y, en particular, en aquel país. La firma ya había asesorado a algunas de las primeras compañías españolas que desembarcaron en China en la década de los 90, pero la creciente importancia del gigante asiático en la economía mundial nos hizo finalmente dar el paso de abrir oficina propia.

Tener oficina propia en China nos aporta muchas ventajas. En primer lugar, nos permite acompañar a nuestros clientes en sus operaciones en aquella área geográfica. A primera vista, la importancia de este factor puede subestimarse, pero, en la práctica, nuestros mejores clientes agradecen que, allá donde vayan, sus abogados de confianza les puedan apoyar si es necesario. Este apoyo únicamente tiene valor si contamos con nuestra presencia física y conocemos las particularidades del mercado en cuestión, trabajando en el día a día del entorno jurídico aplicable.

En segundo lugar, la oficina nos permite acercarnos y asesorar a empresas chinas en sus inversiones en el extranjero, en particular, en España, Latinoamérica y el norte de África, donde nuestra firma tiene presencia propia y una amplia experiencia. De hecho, estamos ya asesorando a grupos de inversores chinos en sus operaciones de inversión.

¿Qué ha sido lo más complicado a la hora de ofrecer este servicio de asesoramiento jurídico? ¿Cómo se acoge una firma extranjera en un país como China?

China y sus operadores económicos son tremendamente dinámicos, por lo que la acogida no podría haber sido mejor. Durante los dos años previos a la apertura oficial de la oficina, hemos estado trabajando con las diferentes autoridades y operadores chinos para apuntalar nuestra presencia y conocimiento del mercado, lo cual, sin duda, está dando sus resultados.

¿Cómo se adapta un abogado español a una nueva cultura y forma de vida como la china?

Cuando decidí trasladarme a China hace unos años, y a pesar de que ya había visitado el país con anterioridad, un amigo chino en Barcelona me dijo que necesitaría hacer “borrón y cuenta nueva” en mi forma de pensar; debía estar abierto, de forma consciente, a otra cultura y a otra forma de hacer negocios, de abordar los problemas del día a día, las cuestiones jurídicas, etc. Y era cierto: analizar y juzgar la realidad que nos rodea con nuestra propia forma de entender la vida y trabajar, puede hacer las cosas más difíciles de lo que en realidad son. Con esta reflexión en mente, he de decir que, en mi experiencia personal, la adaptación ha sido fantástica.


¿Qué similitudes hay entre la justicia china y la europea? ¿Está garantizada la seguridad jurídica para el justiciable en el sistema chino?

Leía hace unos días que China todavía no puede considerarse como un Estado de derecho, sino como un Estado regido por el derecho. Bien, tecnicismos aparte, es cierto que debe seguir mejorando su sistema jurídico, pero no es menos cierto que está poniendo todo su empeño en ello. China cuenta con una larga historia de tradiciones y culturas jurídicas diferentes a las que conocemos en Occidente, por lo que es comprensible que la adaptación de su sistema jurídico, al igual que la evolución de la propia sociedad, deba realizarse a paso lento pero seguro, en buena muestra de la búsqueda de equilibrios que caracteriza al país.

A la hora de asesorar a sus clientes, ¿qué es más lógico: someterse a ese sistema judicial chino o al arbitraje internacional, que puede dar más seguridad?

En estos momentos, nuestro consejo es someter la resolución de disputas a arbitraje internacional o, en su caso, nacional, pues ello repercute en un procedimiento más eficiente en el reconocimiento y ejecución de las correspondientes resoluciones.

En este proceso de internacionalización para cualquier bufete, ¿qué recomienda a despachos que quieran salir fuera de nuestras fronteras: crear una delegación propia o la fórmula del best friend con abogados nativos?

Para responder a esta pregunta es necesario darse cuenta de que los despachos de abogados chinos, hasta el año 1992, no eran privados, sino que pertenecían a la propia administración china. Así pues, siendo cierto que existen muy buenos despachos chinos, también hemos de comprender que, en muchas ocasiones, el rápido crecimiento de los despachos locales se ha basado no tanto en el crecimiento “orgánico” como en la puesta en común de equipos y diferentes firmas jurídicas, lo cual puede repercutir en una falta de calidad homogénea dentro de un mismo despacho. Ello dificulta, sin lugar a dudas, las fórmulas de best friend, pues, sin estar en China y sin conocer el día a día, es a menudo imposible saber si el equipo de abogados con el que se está trabajando puede cumplir las expectativas de nuestros clientes. En este sentido, es indispensable identificar no tanto al despacho como al abogado dentro del despacho.

¿Cuáles son los valores que animan a una empresa española a invertir en China? ¿Se está notando la recesión económica mundial en este mercado?

En mi experiencia, habría dos valores que animarían a la empresa española a invertir en China. En primer lugar, el mercado potencial que representa este país. Con 1300 millones de personas, atender a este mercado de forma satisfactoria es hacerlo en el mercado más grande del mundo. En segundo lugar, empresas españolas, medianas o pequeñas, ven en China la posibilidad de expandirse y ganar dimensión internacional cuando sus respectivas industrias en Europa han alcanzado el punto de saturación. Las grandes empresas buscan, obviamente, continuar su expansión, consolidando su carácter internacional.

¿Y cómo se les puede decir a los empresarios chinos que inviertan en Europa, con la recesión económica que existe?

El gobierno chino está promoviendo de forma activa la inversión en el extranjero. En nuestra experiencia, los inversores chinos muestran gran interés en Latinoamérica y África, pues una de sus principales preocupaciones es asegurarse el acceso a recursos naturales. Europa les interesa, pero por diferentes razones. Por una parte, quieren tener acceso a tecnología que les permita mejorar sus procesos productivos y ser más competitivos, no sólo ahora, sino también en el futuro. España cuenta con mucha experiencia en sectores claves para el desarrollo del empresariado chino, como, por ejemplo, las energías renovables. Por otra parte, Europa sigue siendo uno de los principales clientes de China y, en este sentido, en el futuro, veremos más empresas chinas estableciéndose en Europa con el fin de fidelizar su clientela, incluso localizando parte del proceso productivo para evitar políticas proteccionistas.

Por último, denos sus claves para mejorar nuestra justicia española como servicio público.

En mi humilde opinión, tal vez el principal problema de la justicia española es la falta de recursos y la ineficiente asignación de los ya existentes. En cuanto a lo primero, está claro que es cuestión que atañe al Gobierno y las autoridades correspondientes. En cuanto a lo segundo, es posible que la introducción de ciertas políticas de la empresa privada introdujeran mejoras sustanciales.

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