«Unida a las dificultades de los gobiernos autonómicos para reducir los gastos corrientes, esta disminución se traducirá en un déficit presupuestario creciente y un recurso acelerado a la deuda en 2009 y 2010», indicó la agencia.
Aunque las comunidades autónomas han iniciado este periodo difícil con niveles de deuda en general inferiores a los de sus homólogos internacionales con la misma calificación, Moody’s prevé que «la evolución de los gastos corrientes y la deuda de las comunidades autónomas se deteriore sustancialmente en 2009 y 2010».
La agencia considera que al inicio de la crisis el impacto sobre las comunidades autónomas españolas se limitó a los impuestos relacionados con la vivienda, aunque prevé que la extensión de las fuerzas recesionistas a todos los sectores de la economía española afectará progresivamente a las principales fuentes de ingresos de las autonomías (IVA, IRPF y transferencias corrientes del Estado).
Unido al hecho de que los esfuerzos de reducción de costes de las comunidades autónomas tropiezan con la presencia de algunas partidas básicas rígidas, como la sanidad, Moody’s espera «un fuerte efecto tijera y, a su vez, unos saldos corrientes casi nulos en 2009».
«En consecuencia, la financiación de las comunidades autónomas para sus voluminosas inversiones dependerá en su mayor parte del nuevo endeudamiento y, conducirá a un rápido deterioro de la evolución de la deuda», añade.
Para 2010, la agencia anticipa un escenario similar, con sustanciales necesidades de financiación en las comunidades autónomas. «La magnitud del deterioro de las cuentas autonómicas reflejará esencialmente los aspectos macroeconómicos, que son inciertos en este momento», indicó Sebastien Hay, autor del informe.
Destaca que «dada la gran sensibilidad de los presupuestos autonómicos al estado de la economía y las perspectivas deprimidas previstas para 2010, existe una probabilidad considerable de que las comunidades autónomas españolas continúen sufriendo sustanciales pérdidas de ingresos».
Moody’s considera que, aunque los presupuestos autonómicos se beneficiarán de los efectos atenuantes de la reforma del sistema de financiación autonómica, es «poco probable que conduzcan a un cambio significativo de las actuales trayectorias negativas en el próximo año».