Las empresas emergentes son el motor de cambio. No un vector más, si no el principal. Esto es así porque son nativas de una corriente de pensamiento que inyectan en cada operación, cada tarea y cada email porque está en su esencia. Es una oportunidad que tienen y que, por otra parte, se presenta como un gran reto a la empresa tradicional. Me refiero, por supuesto, a cómo está llegando al mundo de los negocios la concienciación por la necesidad de ser sostenibles.
Nacen del entendimiento de cómo las nuevas tecnologías hoy sitúan al cliente final en el centro de toda operativa. Así, el usuario y sus expectativas tienen un peso primordial en cada decisión de negocio. Y estos usuarios demandan, cada vez, una forma de hacer las cosas más socializada, más sostenible con el uso de recursos y con unos valores claros. En los últimos años se ha levantado como una evidencia el hecho de que casi todas las ideas que surgen y se aplican, con más o menos éxito, conllevan de manera intrínseca un componente de mejora social y sostenible.
Alguien podría decir que la consonancia de las emergentes con la realidad es absoluta en este sentido. Sin embargo, echaríamos de menos entender que, además, esto es así porque las startup surgen como surgen de manera reactiva al mercado y no como una adaptación posterior. Son los mismos usuarios de generaciones jóvenes, demandantes de valores como la proactividad hacia un cambio, los que muchas veces emprenden su proyecto de manera proactiva buscando ocupar su parcela en la nueva forma de funcionar.
En contraposición, vemos como esta tendencia que ya es conocida por todos y generalizada, supone un rally complejo para la gran corporación que, muy lejos de esta nueva realidad, hace esfuerzos tremendos para conseguir adaptarse. El reto se antoja complicado para la empresa tradicional, pues no se trata de alteraciones de borde, si no de cambios estructurales complejos y en esencia; que podrían ir de la mano con reenfoques completos, rediseño organizacional y una formación exhaustiva al talento interno. Pero el mercado lo exige -y cada vez lo va a exigir más- por lo que hay que ponerse manos a la obra.
De modo que la empresa asentada tiene tres opciones. La primera de ellas es no hacer nada y ver como de forma gradual, nuevos y jóvenes proyectos, van arrebatando negocio. La segunda, la más evidente, encarar la situación y plantear un cambio profundo que pasa, en primer lugar, por un escenario de cultura empresarial nuevo. La tercera, como vía rápida, consiste en la incorporación directa de empresas emergentes y emprendedores al equipo que influyan hacia el cambio con su nueva forma de hacer las cosas.
En este último caso, vemos algo que en Estados Unidos apodaron acqhiring, vocablo híbrido entre contratar y adquirir. Es una salida muy lucrativa para los emprendedores que ven una lluvia de dinero a cambio de su talento y/o tecnología; que ayudará a la nueva empresa a entender mejor al usuario. Aquí, el peligro reside en que la nueva iniciativa se adapte demasiado bien a la nueva empresa, o que el talento emprendedor se diluya desinteresado por la desmotivación de que el proyecto ya no es propio.
Por eso, la mejor opción para liderar el cambio organizacional consiste, quizá, en una fórmula híbrida por la que una persona con nueva mentalidad lidere el área de cambio y se trabaje, principalmente, por el cambio cultural interno. Es allí donde el equipo actual no puede llegar, donde la opción de adquirir un negocio de emprendimiento debe ocurrir con el objetivo de cubrir el hueco; como una palanca de solución a un proyecto más amplio; y no como el eje de la estrategia.
Por otro lado; los valores nuevos deben calar desde el empleado más veterano hasta la última incorporación e introducirse en la nueva operativa. Ser más sostenible, cuidar el medioambiente, la correcta trazabilidad de los productos, o ser justo con la sociedad. Aparentarlo puede ser la peor de las opciones y el usuario de hoy en día es difícil de engañar. Empresarios, líderes; no atajen el problema y sean parte de la solución. Si necesitan inspiración, lean sigan a los nuevos emprendedores que tantas veces nos están dejando a todos con la boca abierta.
Sobre al autor
Gonzalo Ulloa, socio de youandlaw