La operación, pendiente de la autorización de la Comisión Nacional de Competencia, dará lugar a un grupo con una facturación de unos 2.200 millones de euros, una cartera de obra valorada en unos 3.000 millones y una plantilla de 8.600 empleados. Además de en toda España, cuenta con presencia en otros doce países.

Se trata de la primera integración entre grandes empresas constructoras desde que comenzó la actual crisis en el sector. Comsa y Emte han dejado al margen de la operación, y por tanto del objeto social de la nueva empresa, sus actividades inmobiliarias.

Con la integración, las compañías buscan «multiplicar las capacidades de ambas organizaciones, totalmente complementarias, y reforzar su solvencia técnica, comercial y financiera».

«En los actuales tiempos de cambio, la integración constituye una clara apuesta de futuro de ambos grupos para ofrecer niveles de crecimiento sostenido, solvencia financiera y un proyecto empresarial atractivo para los mejores profesionales», indicaron las empresas.

El accionariado de la nueva Comsa Emte estará controlado en un 70% por los actuales socios de Comsa (la familia Miarnau) y en el 30% restante por los accionistas de Emte (el grupo Sumarroca, Banco Sabadell y Caja Madrid).

No obstante, el acuerdo de integración contempla que el reparto accionarial se establezca en una proporción de 60%-40% en el plazo de cinco años, en virtud de diversas opciones de compra y venta fijadas entre los accionistas.

La presidencia y vicepresidencia ejecutivas serán asumidas por Jorge Miarnau y Carles Sumarroca, respectivamente.

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