Según los datos facilitados por la Agencia Tributaria, el 86% de estos ingresos corresponden a las nóminas, es decir, que están controladas en su integridad por el Fisco. El resto, más de un millón de declarantes, son rentas de profesionales y autónomos que diseñan sus ingresos.

Mientras, en el tramo más alto de ingresos, en el mejor año de la bonanza económica -el ejercicio de 2007-, sólo aparecieron 10.580 declarantes con rentas superiores a 600.000 euros.

Otro dato llamativo de la información del fisco, facilitada un año después de la liquidación del IRPF, es que el 28,14% del total de contribuyentes (5.263.393) están anclados al tramo de ingresos entre 12.000 y 21.000 euros al mes. En esta horquilla aparecen otros 420.000 ingresos de rentas que no son de trabajo.

Si sumamos este tramo de rentas declaradas al anterior de las rentas más bajas, resulta que dos de cada tres contribuyentes (el 67%, es decir, 12,5 millones de los 18,7 millones totales) aparecen como mileuristas ya que declararon ganar menos de 1.500 euros mensuales, es decir, por debajo de los 21.000 euros al año.

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