“La proyección internacional ha estado siempre presente en la historia de Uría Menéndez. Abrimos oficinas en Bruselas, Nueva York y Londres para luego proyectarnos a Latinoamérica, Portugal y, más recientemente, a China. En este proceso siempre hemos sido fieles a nuestras señas de identidad: deontología, calidad, formación permanente y respeto por nuestra tradición universitaria siempre al servicio de nuestros clientes”. Son palabras de Jesús Remón, socio desde casi tres lustros de Uría Menéndez y responsable del área de Derecho Público, Procesal y Arbitraje de la firma. Este despacho ibérico refrenda su consolidación como una de las firmas de referencia de la abogacía europea con los diferentes galardones otorgados por publicaciones como The Lawyer o directorios como Chambers Europe, entre otros. “Nuestra sociedad ha cambiado de forma radical”, explica Remón, “y nuestro despacho ha sabido adaptarse a ese nuevo entorno sin perder su ADN”. Uría Menéndez se posiciona ahora como firma de referencia en Portugal tras su acuerdo con Proença de Carvalho y llega a China, desde Beijing, para ofrecer sus servicios de asesoramiento legal a empresas españolas y portuguesas y entidades chinas que buscan negocios en Latinoamérica y Europa.
Jesús Remón se incorporó como socio en la oficina de Madrid de Uría Menéndez en el año 1996, procedente de la Abogacía del Estado ante el Tribunal Constitucional. Su actividad profesional se centra en arbitrajes, tanto nacionales como internacionales, en procesos ante la jurisdicción civil y la contencioso-administrativa, y en el asesoramiento sobre cuestiones jurídico-administrativas y constitucionales. Ha asumido la dirección letrada de algunos de los más relevantes procesos sustanciados ante los Tribunales españoles y las Cortes arbitrales nacionales e internacionales. Ha sido profesor de Derecho Constitucional y es Presidente del Club Español del Arbitraje y Vicepresidente de la sección española de International Law Association.
¿Podría explicarnos cuáles son las claves del éxito de una firma como Uría Menéndez, líder destacado como despacho de abogados?
El Despacho siempre ha permanecido fiel a los rasgos distintivos de su cultura profesional, a sus señas de identidad: la permanente atención a los principios deontológicos en el ejercicio de la abogacía; la aspiración a la excelencia; la calidad y la innovación; y el respeto por nuestra matriz universitaria, que está también en el ADN de nuestro despacho desde sus orígenes. Todos estos factores orientados siempre al objetivo de prestar el mejor servicio posible a nuestros clientes.
¿A qué se refiere con el concepto cultura profesional?
Cuando hablo de cultura profesional pretendo destacar que, más allá de la forma jurídica que en cada caso adopte, el ejercicio de la abogacía no puede ser concebido como un empleo sino, por así decirlo, como una forma de vida. El quehacer profesional viene marcado por la autoexigencia y la responsabilidad, la formación, el estudio permanente y el respeto a los compañeros. Y creo que es importante no perder esto de vista. Como decía Rodrigo Uría, la profesión es un proceso continuo de formación y relación entre maestros, oficiales y aprendices.
Usted es socio en los últimos quince años de la firma, ¿podría recordar algunos de los hitos más importantes que han supuesto el despegue que Uría Menéndez como despacho de abogados?
Siguiendo un orden cronológico, podemos empezar recordando la apertura del Despacho a las distintas prácticas jurídicas, desde su origen como despacho mercantilista. Desde 1995 el Despacho opta por ofrecer a sus clientes servicios en todas las ramas del Derecho, que es lo que estaban necesitando. Esa decisión determinó que nos abriésemos, buscando siempre hacerlo con los mismos niveles de calidad, al derecho procesal, al penal, al fiscal, al concursal y al laboral, al medioambiente, al público y administrativo, al derecho de la competencia, de la propiedad intelectual e industrial, al derecho marítimo y del transporte o al del medioambiente.
También es importante destacar la decisión tomada por los socios en 1997 de seguir siendo un despacho independiente con vocación internacional. En aquel momento existía la posibilidad de un proceso de integración de los despachos europeos que, junto con Uría Menéndez, formaban la Alianza de Abogados Europeos. Pero optamos por seguir siendo independientes, manteniendo relaciones estrechas con un grupo de best friends caracterizados por principios similares a los nuestros. El modelo nos ha permitido prestar servicio a nuestros clientes en cualquier jurisdicción bajo el mismo estándar de calidad y excelencia que perseguimos en el Despacho.
El tercer hito es nuestra proyección en Latinoamérica. En 1997, decidimos ofrecer a nuestros clientes un asesoramiento jurídico de la máxima calidad en sus operaciones en Latinoamérica estableciendo una importante red de oficinas en las principales ciudades. Tenemos presencia en Brasil, Argentina, Chile, Méjico y Perú donde hemos establecido acuerdos de asociación o colaboración con las más prestigiosas firmas de abogados locales. Nuestra oficina propia en Sao Paulo, abierta en 1998, es el corazón de nuestra red latinoamericana. Al final, creo que hemos logrado impulsar un modelo de abogacía en Latinoamérica diferente al de otras firmas.
Por último, no puedo dejar de destacar nuestra vocación como firma ibérica, que es ya una realidad. Nuestro Despacho ofrece desde las oficinas de Lisboa y Oporto servicios jurídicos con los mismos ratios de excelencia y señas de identidad que en cualquier otra oficina. Estamos orgullosos de nuestros socios portugueses y de la reciente integración de Proença de Carvalho & Associados.
Es evidente que la expansión internacional ha sido otro elemento muy definidor de la actividad de Uría Menéndez.
Sin lugar a dudas. Como ya hemos visto, esa vocación internacional siempre ha estado presente a la hora de diseñar nuestra estrategia. Se trata de acompañar a nuestros clientes allá donde hagan sus negocios. Con ese objetivo también abrimos oficina en Bruselas, Londres, Nueva York o Varsovia. Y con esta misma idea estamos en China, pero en Beijing y no en Shangai. Nos pareció que en la fase actual de la economía china era importante abrir nuestra oficina en la capital. La decisión ha sido un éxito y estamos ya asesorando tanto a empresas españolas y portuguesas en China, como a empresas chinas en sus negocios en Latinoamérica y Europa.
La abogacía no debe buscar nuevos paraísos. Lo importante es estar en posición de dar respuesta a las necesidades de sus clientes donde lo necesiten. El protagonista es el cliente. La internacionalización de la economía española llevó a las firmas nacionales a seguir una estrategia internacional. Y lo que es claro es que el mundo de los negocios está cambiando a unos ritmos hasta ahora desconocidos y que los abogados debemos tener la flexibilidad y versatilidad necesarias para afrontar estos nuevos retos. El mundo se está “desoccidentalizando” y no podemos perder de vista lo que está pasando en las llamadas economías emergentes.
Hablaba del cliente, un cliente que ahora vive una situación compleja. ¿Cómo se gestiona en Uría Menéndez la reducción del gasto legal de las empresas?
Procuramos seguir con los mismos criterios de siempre en nuestra manera de actuar, es decir prestando nuestros servicios con la máxima eficiencia. La eficiencia en la abogacía requiere invertir en formación e innovación y ser capaces de acomodar la formación de los equipos a las concretas circunstancias de cada caso. No valen los moldes generales sino el traje a la medida de las necesidades de cada cliente y en cada asunto. Ese criterio de eficiencia, que también esta en nuestro ADN como firma, nos ayuda a movernos en este difícil escenario de crisis que usted comenta.
En este contexto, ¿cree que es posible que los clientes cuestionen aspectos de gestión, internos como aquellos referidos de forma concreta a la facturación por horas?
No podemos generalizar. La facturación por horas es adecuada para determinados tipos de asuntos, como grandes operaciones o asuntos recurrentes. Pero tampoco en este punto podemos hablar de fórmulas estándar.
La “abogacía de la crisis” está marcada por el procesal, el concursal, las refinanciaciones y reestructuraciones laborales y la planificación fiscal.
Sobre ese inversor extranjero que llega a nuestro país, ¿cómo valora el sistema legal tan hiperregulado que tiene nuestro país?
Creo que al final entiende lo que sucede en España porque la situación no es tan diferente a la de otros vecinos europeos. En los dos últimos años se ha ralentizado la inversión extranjera en España pero no a causa de factores jurídicos.
Dicho esto, creo que los operadores económicos siguen pidiendo reformas y no sólo en el ámbito laboral. Por otra parte, la realidad de nuestro Estado de las Autonomías debe desarrollarse de manera que no rompa la unidad de mercado en el conjunto del Estado. Pero esa complejidad normativa a la que se refiere es un signo de los tiempos en todo el mundo occidental. Vivimos una realidad más compleja y globalizada cada día. Este hecho acentúa la necesidad de sistemas de solución de conflictos que doten de seguridad a los negocios porque la seguridad jurídica es uno de los primeros valores económicos. Los inversores extranjeros, los mercados, valoran la confianza que genera el sistema judicial y arbitral de cada país a la hora de fijar sus “primas de riesgo”.
Volviendo al sector legal, el escenario plantea fusiones entre despachos multinacionales, mientras los bufetes españoles están a la expectativa de buscar partners.
Es evidente que muchas firmas han optado por reestructurar su plantillas. En Uría Menéndez no ha sido así. Necesitamos el talento de todos nuestros profesionales. Es posible que sigan produciéndose integraciones entre despachos que sean complementarios para afrontar mejor estos años de crisis. No podemos olvidar que, como antes decía, hay una abogacía propia de la crisis y algunos despachos han tenido que reforzar prácticas que no tenían totalmente desarrolladas.
Siempre se dice que el mercado español legal es muy competitivo y que no existe ya mucho hueco para otras firmas que vengan de afuera. ¿Comparte usted estos criterios?
No creo que sea tan diferente el mercado español a otros europeos. El mundo occidental se ha unificado mucho aunque mantiene distancias con los países emergentes. Sobre si hay o no hueco para nuevas firmas en el mercado español, el futuro nos lo dirá.
Otro elemento emergente en nuestro país es el auge de actividades Pro Bono de los despachos, siguiendo la estela anglosajona. ¿Cómo canaliza esta actividad Uría Menéndez?
La Fundación Profesor Uría es una plataforma excepcional para que nuestros profesionales puedan poner sus conocimientos, de forma desinteresada, al servicio de la Sociedad. Las profesiones tienen una importante función social en las sociedades contemporáneas. La Fundación Profesor Uría permite a nuestros abogados contribuir al desarrollo de diferentes proyectos humanitarios y fomenta el voluntariado entre los miembros del bufete en fines asistenciales y culturales. Puedo destacar la Escuela Solidaria de Derecho, cuyo objetivo principal es que los alumnos de primaria y secundaria de colegios e institutos públicos se inicien en el conocimiento del Derecho como fuente para la convivencia, la integración y la resolución de conflictos de forma no violenta; o el Aula Jurídica en Prisiones, que persigue la formación jurídica general de internos que están realizando estudios universitarios.
Nuestra Fundación es una pieza importante en la estrategia de la firma. Cuenta con el respaldo entusiasta de la gran mayoría de los abogados de Uría Menéndez. Prácticamente no hay un abogado de nuestro bufete que no haya colaborado en alguna oportunidad en alguna de sus actividades.
Por último, nos gustaría conocer su opinión sobre la situación de nuestra Justicia. ¿Le parece lógico que aparezca tan ligada ahora al desarrollo del arbitraje en nuestro país?
Jurisdicción y soluciones extrajudiciales son dos temas diferentes. Por eso creo que es importante hablar de sistemas de solución de conflictos. A nadie se le puede ocultar el papel esencial de los jueces y Tribunales en las sociedades democráticas. El juez ocupa un papel clave en el desarrollo del Estado de Derecho. Aurelio Menéndez, uno de nuestros fundadores, siempre insiste en la idea de que el juez debe estar en la cúspide de las profesiones jurídicas porque no es dudosa la primacía que se debe dar a la función judicial en el Estado de Derecho.
Junto a la jurisdicción se sitúa el arbitraje. Pero no son medios de solución en competencia sino perfectamente complementarios. El arbitraje internacional es, por ejemplo, la más relevante infraestructura jurídica para la inversión en los mercados internacionales como el sistema financiero es la infraestructura esencial para el crecimiento económico.
Respecto a la situación de la justicia creo que da una respuesta adecuada a casi todas las necesidades. Esto es posible gracias al esfuerzo de nuestros jueces y magistrados, muy comprometidos con su función. Naturalmente, la situación puede mejorar y para eso se necesita incrementar los medios con los que cuenta nuestra Administración de Justicia. Y no quiero dejar de reseñar el importante papel que desempeña el Tribunal Supremo. Las distintas Salas han hecho un tremendo esfuerzo para “ponerse al día” en los muchos asuntos que tenían encima de la mesa y están afrontando de forma cada vez más útil la tarea de fijar líneas de decisión que sirvan de pauta de orientación a los demás niveles del sistema judicial en la siempre difícil labor de interpretar y aplicar el ordenamiento jurídico. Seguir reforzando la posición central del Tribunal Supremo es clave para el futuro de nuestro sistema judicial.