«No he hecho más que trabajar en mi ejercicio profesional para cuidar de mi familia, mis colaboradores y mis clientes», ha insistido.
«En esta sala se respira el aire fresco de la justicia donde, estoy seguro, se reconocerá mi inocencia, cuya presunción se me ha negado por tanto tiempo», ha apostillado el letrado, al tiempo que ha añadido que en la Sala se ha sentido «un hombre, un ciudadano y no un proscrito como se ha querido mostrarme durante cinco años».
El juicio, que empezó en marzo de 2010, ha quedado visto para sentencia.
Del Valle, que ha reconocido tener «una tendencia natural a despistarme», por lo que ha tenido que leer sus últimas palabras, ha criticado que «la Fiscalía y la Policía informaron de que yo era el celebro de 17 organizaciones criminales y que a través de mi despacho profesional se blanquearon 250 millones de euros».
Por ello, ha precisado que «el fiscal se felicitó por haber desmontado la mayor red de blanqueo de capitales de Europa y que los 250 millones no eran más que la punta del iceberg de aquello que se pondría de manifiesto».
Para Del Valle, ello significó «la inmediata condena» en un juicio mediático. Ha asegurado que desde el principio de «esta historia» ha meditado sobre «el gigantesco despilfarro» al que han asistido, indicando, entre otras, las «miles y miles de horas malgastadas por cientos de personas en esta singular investigación, acusación, defensa y enjuiciamiento», y cuyo «resultado único», a su juicio, será «la perdida, sufrimiento e incertidumbre para muchas familias».
Ha tenido palabras para el representante del ministerio fiscal, Juan Carlos López Caballero, y ha recordado sus palabras del 12 de marzo de 2005 donde afirmaba que «lo peor esta por llegar», añadiendo que «tenía razón porque lo peor llegó», en referencia a «la instrucción que hemos visto, la prueba de cargo inexistente, la pena de procesamiento, cárcel y banquillo».
Por otro lado, se ha dirigido al Tribunal y ha lamentado que «le haya puesto a ustedes en la necesidad de resolver la causa que tanta repercusión mediática ha tenido, porque mucho se hablará de la sentencia que dicten», ha reconocido el letrado.
En este sentido, ha aseverado que «no será fácil sustraerse a la presión que supone enfrentarse a los dictados de la instrucciónque hemos conocido y la consiguiente acusación, ambas fruto de un convenio entre el aparato represor del Estado, representado por la Policía y el ministerio fiscal, y un juez que olvidó muchas veces que su función estaba sujeta a la ley.
Por último, como lo han hecho el resto de los acusados que han participado en el último turno de palabra, ha reconocido la labor del presidente de la Sala, al que ha calificado como «un hombre justo».
Durante el turno de palabra la mayoría de los acusados han relatado el «sufrimiento» que les ha supuesto el caso, indicando que son inocentes y que no tienen nada que ver con el blanqueo de capitales. «No entiendo cómo se puede acusar a personas sólo por sospechas y sin ninguna prueba», ha relatado uno de los acusados durante su turno.
También algunos de ellos se han preguntado quién les «va a pagar el tiempo perdido». Asimismo, otra de las acusadas ha recordado que no conocía a Del Valle pero durante el transcurso del enjuiciamiento todos los procesados «ahora somos una pequeña familia».