Por Eduardo García Sánchez Socio – Área Civil, Penal y Seguros. AGM Abogados – Madrid

Desde la tendencia de generalizar todo, el sector inmobiliario ha pasado de ser el sector estrella, generando en su momento mucha riqueza y puestos de trabajo, a estar poco menos que demonizado, por razones que todos conocemos y que no dan lugar a ser tratadas en este momento, aunque algo sintomático es que en la actualidad se siguen construyendo inmuebles.

Ciñéndonos a la cuestión, de partida quedarían excluidas aquellas personas (físicas o jurídicas) que carezcan de financiación, y esta afirmación que podría parecer una perogrullada no lo fue no hace muchos años, cuando la concesión de un crédito o hipoteca por las entidades financieras se concedían con poco o ningún rigor, ¿quién no  conoce a alguien que adquirió además de su vivienda para uso particular, una segunda con la única intención de alquilarla o venderla al poco de su adquisición?

Salvando, que no es poco, el problema de la autofinanciación, y con ello de las posibilidades reales de endeudamiento, la segunda cuestión sería preguntarse el objeto de nuestra inversión, y con ello el destino que pretendemos dar a dicho inmueble, pues de ello redundará  el eventual beneficio que procuramos obtener y el plazo de espera que uno está dispuesto esperar para obtener sus frutos, pues de entrada, el resultado no será el mismo sí nuestra intención es alquilarlo, que venderlo.

Como conclusión, y evitando entrar en un mar de cifras y números,  lo cierto es que desde hace unos años hasta la fecha la caída de los precios ha sido muy significativa, y esto nos podría hacer pensar que continuaran bajando y por tanto continuar esperando, si bien también lo es, que dicha bajada no ha sucedido en todas las zonas con igual intensidad, de ahí que entre otros factores, haya que considerar, además del destino, el tipo del inmueble, el stock disponible, así como la zona geográfica y  municipal en la que se encuentre, a los que añadirían otros dos, a saber, el tratamiento fiscal dado a dichas adquisiciones, y posteriores ganancias, así como uno “cuasisociológico”, como es el hecho de que cada vez haya menos personas que puedan adquirir un inmueble, local o naves, pero sí su alquiler, por todo ello, no descartaría a priori la adquisición de un inmueble como inversión en tanto en cuanto previamente tengamos presentes los anteriores factores, u otros, como el hecho de que cada vez más extranjeros adquieran viviendas en España.

 

3 Comentarios

  1. Invertir en inmuebles sigue siendo rentable aunque como bien dice el artículo los precios han bajado mucho y todo indica que seguirá bajando.

    Lo que debemos cambiar es la mentalidad a la hora de invertir!

    La especulación pura y dura (comprar hoy barato para vender mañana más caro) en estos momentos no es posible porque los precios bajan semana a semana, pero no solo se invierte para especular, aunque cuando nos referimos a inmuebles parece que debe ser así.

    Hoy en día existen en el mercado buenas oportunidades de inversión inmobiliaria a las cuales sacarles interesantes rentabilidades cada año. Solo hay que esforzarse en buscar.

    Un saludo!

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