Fitch se suma a la decisión de Moody’s de mantener la máxima calificación crediticia de España con perspectiva estable, una máxima nota que, por el contrario, sí fue rebajada en una categoría por Standard & Poor’s el pasado mes de enero.
«La confirmación del rating con perspectiva estable viene respaldada por la robusta respuesta de las autoridades a la crisis financiera global, la resistencia de las mayores entidades bancarias con importancia sistémica y los ambiciosos objetivos de consolidación fiscal a medio plazo, incluyendo los planeados recortes en el gasto público a partir de 2010», afirmó el analista de Fitch Andres Klaar.
La calificadora de riesgos destacó que el relativamente bajo nivel de deuda pública previo a la crisis permite que España pueda todavía absorber durante la recesión un «muy sustancioso shock fiscal», manteniéndose menos endeudada que sus principales homólogos europeos con calificación ‘AAA’.
La agencia considera que el historial de reducción de deuda de España sugiere que las autoridades seguirán un riguroso programa de consolidación fiscal a medio plazo, incluso a pesar de que el objetivo de reducir el déficit por debajo del 3% en 2012 «no sea realista».
Fitch considera que el ritmo de caída de la demanda doméstica, combinado con el rápido incremento del paro y el esfuerzo de las medidas discrecionales de estímulo fiscal, como la deducción de 400 euros, suponen un duro «peaje» para las cuentas públicas.
La agencia de ‘rating’ espera que el déficit fiscal de España se eleve hasta el 10% del PIB en 2009 y se mantenga en el 9,5% el próximo año.
La calificadora considera que el Gobierno ha anunciado un «agresivo» objetivo de consolidación para reducir el déficit por debajo del 3% en 2012, un objetivo «difícil de cumplir», pero respecto al que Fitch tiene en cuenta el historial de disciplina fiscal demostrado a principios de la década, que sugiere que será «perseguido de manera vigorosa».
La agencia advierte de que los déficit fiscales sostenidos, junto a la necesidad de financiar el plan de recapitalización bancaria anunciado, elevarán la deuda del Gobierno al 75% del PIB en 2011, frente al 36% de 2007, lo que supone el incremento más rápido entre los países con ‘triple A’.