La Unión Europea se prepara para crear, probablemente en la cumbre que se celebrará el 17 y 18 de octubre, una Agencia Europea de Deuda que podrá emitir bonos respaldados conjuntamente por todos los países de la eurozona, según han explicado a Europa Press fuentes diplomáticas
La puesta en marcha de esta Agencia se ve en Bruselas como la única solución definitiva a la crisis de deuda de la eurozona tras el fracaso de todos los planes anteriores y el creciente contagio a Italia, España e incluso Francia, que amenaza la supervivencia de la moneda única.
Incluso la canciller alemana, Angela Merkel, empieza a rectificar su rechazo frontal a los denominados ‘eurobonos’, según las fuentes consuladas. Lo hace tras constatar que su rechazo no ha servido para impedir su derrota en sucesivas elecciones regionales y que el Tribunal Constitucional alemán haya avalado, aunque con condiciones, los rescates de países de la eurozona.
Alemania se oponía a los ‘eurobonos’ alegando que eliminarán los incentivos para que los países endeudados realicen ajustes y encarecerán sus costes de financiación. Los técnicos de la UE estudian ahora cómo se estructuraría esta deuda conjunta para mantener estos incentivos y compensar a los países con máxima calificación crediticia que deberán pagar más.
La propuesta de crear una Agencia Europea de Deuda figurará en el plan para mejorar la integración económica de la UE que elabora estos días, por encargo de los 27, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, en colaboración con el de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, y el del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker.
El propio Van Rompuy ha explicado este lunes tras reunirse con el primer ministro polaco, Donald Tusk, que su plan constará de cuatro capítulos: mejorar la coordinación en la UE, reforzar las instituciones de la eurozona, aumentar la disciplina fiscal y avanzar en la «integración fiscal». En este apartado se incluiría la creación de los eurobonos.
Tanto Van Rompuy como Barroso están discutiendo la propuesta con los jefes de Estado y de Gobierno de la eurozona. Barroso se reunió este lunes con la canciller Merkel y lo hará el martes con el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi. Por su parte, Van Rompuy se entrevistará también este martes con Berlusconi y con el presidente francés, Nicolas Sarkozy.
El objetivo es presentar las propuestas en octubre y que se alcance un «acuerdo político» sobre la Agencia de Deuda en la cumbre del 17 y 18 de octubre.
La puesta en marcha de una Agencia Europea de Deuda ya fue propuesta el pasado diciembre por Juncker y el ministro de Finanzas italiano, Giulio Tremonti. Ambos defendían que esta medida enviaría un «mensaje claro» a los mercados y a los ciudadanos europeos sobre la «irreversibilidad del euro» y «detendría los problemas en los mercados de bonos soberanos». En aquel momento, la propuesta ni siquiera se discutió por el veto alemán.
Eurobonos, otra cuestión pendiente
Pero desde los renovados ataques contra la deuda española e italiana de este agosto, ha aumentado el consenso entre economistas y políticos de que los eurobonos son la única salida a la crisis. Así lo manifestaron en una declaración conjunta la semana pasada ex mandatarios europeos como Felipe González o el alemán Gerhard Schroeder y economistas como Nouriel Roubini y Joseph Stiglitz.
En cualquier caso, el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, ha insistido en los últimos días en que la creación de eurobonos deberá ir acompañada de una cesión de soberanía fiscal para evitar el «riesgo moral» y garantizar finanzas públicas sostenibles. Y las autoridades holandesas han llegado a proponer la creación de un comisario europeo de Disciplina Fiscal con poder para imponer subidas de impuestos a los países endeudados.
Uno de los debates pendientes es saber si la creación de la Agencia Europea de Deuda exigirá una nueva reforma de los Tratados, una posibilidad que no gusta a los dirigentes comunitarios por su lentitud y la posibilidad de problemas en la ratificación parlamentaria o por referéndum. No obstante, Alemania ya ha dejado claro que acepta una posible reforma.