Según datos de la Associació Catalana de l’Empresa Familiar, en Cataluña las empresas familiares representan el 88% del tejido empresarial, el 76% de la ocupación privada y el 68% del valor añadido de la economía. Por otro lado, los últimos datos aportados por el Instituto de la Empresa Familiar de 2016 indican que en España hay 1,1 millones de empresas familiares, que ocupan a 6,58 millones de personas.
La consultora Family Business Solutions, especializada en empresas familiares, se hace eco de estas cifras y destaca la importancia de los negocios familiares en el tejido socio-económico de nuestro país y en la futura recuperación económica. “Estas cifras demuestran que las empresas familiares son el principal motor de emprendeduría, creación de empleo y generación de beneficios en nuestro país. La naturaleza familiar y la visión a largo plazo que tienen estos negocios es un factor positivo y supone un valor competitivo diferencial”, subraya Ricard Agustín, fundador de Family Business Solutions y consultor de empresas familiares.
Sin embargo, muy pocos negocios familiares logran transmitirse a la siguiente generación. Los problemas de continuidad y de sucesión empiezan a aparecer ya en las generaciones más tempranas. Las estadísticas apuntan a que, aproximadamente, solo el 33% de las empresas familiares sobreviven a la transición de primera a segunda generación. Y, de estas, menos de un 50% (13 de cada 33 empresas) consigue pasar de la segunda a la tercera generación de la familia.
“La alta mortalidad se debe, en buena parte, a no planificar adecuadamente el traspaso del negocio a la siguiente generación. De hecho, estimamos que 1 de cada 2 empresas familiares todavía no ha consensuado la forma en que se producirá el relevo generacional. Esta improvisación supone un riesgo para el futuro del negocio”, explica Agustín.
Para garantizar la continuidad de las empresas familiares, Agustín recomienda consensuar con antelación un Protocolo familiar en el que se regule el traspaso a la siguiente generación y las normas que deberán regir la relación familia-empresa-propiedad en el futuro.