El Club Español del Arbitraje (CEA) eligió como presidentes, hace pocas semanas, a José Antonio Caínzos y David Arias, socios de Clifford Chance y Pérez Llorca, respectivamente. Ambos dirigirán, durante los próximos cuatro años, esta organización que nació en 2005 para promover el arbitraje y que ya cuenta con más de 700 socios en 32 países y 23 capítulos internacionales. Han sido ocho años en los que España ha logrado consolidar este método alternativo de resolución de conflictos y se ha situado en el tercer puesto mundial en número de arbitrajes.
Ahora, el Club pretende seguir creciendo con la constitución de un nuevo capítulo en Singapur y ya se prepara para su gran congreso anual, que en esta edición se celebrará el próximo mes de Junio en Madrid. Ante los nuevos retos, Caínzos y Arias han apostado por renovar la junta directiva con más miembros provenientes de los capítulos internacionales y por seguir dando cabida a todo tipo de socios, desde árbitros unipersonales hasta letrados de grandes despachos.
¿Los objetivos del club han cambiado mucho respecto a cuando nació, hace ocho años?
José Antonio: Los objetivos siguen siendo esencialmente los mismos porque se basan, en primer lugar, en fomentar el arbitraje en todos los ámbitos. Fomentarlo desde el punto de vista del estudio, la difusión, la formación y la comunicación entre todas las personas relacionadas con la materia (árbitros, abogados, empresas, instituciones académicas…). No somos ni hemos querido ser nunca una institución de administración de arbitraje. Es decir, que no somos una corte de arbitraje, ni pretendemos serlo.
El segundo objetivo que se estableció desde el principio es el de difundir el arbitraje en español y portugués como lenguas vehiculares, pero no únicamente. El Club ha crecido de manera internacional sobre la misma base que lo hizo en España: ser una institución abierta a todas aquellas personas interesadas y relacionadas con el arbitraje que tuvieran un alto nivel de prestigio profesional.
¿Dónde se encuentra el arbitraje español dentro del contexto mundial?
David: El arbitraje ha experimentado un auge tremendo a través de la publicación de la Ley del Arbitraje de 2003 y a raíz de eso, del creciente interés de las empresas, y por qué no decirlo, también de la labor divulgativa del Club. Hoy en día creemos que el arbitraje es una realidad muy asentada en España.
En número de arbitrajes de la Cámara de Comercio Internacional (la institución que administra los arbitrajes internacionales más importante), España está situada en la tercera posición mundial. Así que el arbitraje está consolidado en España. Tenemos despachos de abogados con la sofisticación de las mejores firmas internacionales y tenemos árbitros de gran prestigio internacional.
Hasta el momento, han logrado constituir 23 capítulos internacionales. ¿Tienen previsto que sigan aumentando?
J.A: La previsión es que sigan aumentando siempre que haya personas interesadas en unirse al Club en otros países. La idea inicial, desde muy pronto, fue internacionalizarse y esto ha hecho que el club haya crecido hasta el punto donde estamos.
Inicialmente creció sobre todo en Latinoamérica. Luego se extendió también a Norte América y Europa. En este momento, ya hay un capítulo chino y está empezando a constituirse el capítulo de Singapur, región donde creemos que debe haber una plaza de arbitraje muy importante.
La verdad es que el Club ya tiene un nivel de difusión internacional muy grande. Obviamente, es más difícil seguir creciendo en la misma proporción cuando una gran parte de las áreas geográficas más cercanas ya están cubiertas, pero desde luego creemos que seguirá creciendo.
Así, Asia podrá tener algún capítulo más y no descartamos tener capítulos en África en los próximos tiempos, por el tema del portugués. Angona y Mozambique serían elementos de crecimiento natural, por ejemplo. Pero, por supuesto, no descartamos países del Magreb aunque hablen francés.
¿Por qué le dan tanta importancia al idioma portugués?
D: El Club español del arbitraje funciona en muchos idiomas. Lo hace en español y en portugués porque en un principio quisimos hacer algo ibérico y porque Brasil tiene una importancia capital en toda la economía latinoamericana y en el arbitraje. Pero, por ejemplo, la revista oficial del Club, Spain Arbitration Review, (que tiene una buena difusión y ya va por el número 17) se escribe indistintamente en español y en inglés.
¿En qué áreas del arbitraje se han focalizado más?
D: Fundamentalmente, el arbitraje internacional tiene dos áreas importantes. La más desarrollada es el llamado arbitraje comercial, que es el que resuelve disputas entre empresas de diversos países. Pero en la última década también ha tenido mucha importancia el arbitraje de inversión, el arbitraje que en vez de traer causa de un contrato entre dos empresas trae causa de un tratado que firman dos estados en protección y promoción recíproca de inversiones. Por ejemplo, con el caso de la expropiación de Repsol en IPF, Repsol ha interpuesto un arbitraje de inversión frente a Argentina.
A estas dos áreas le prestamos la atención debida. Además, ahora en España estamos muy activos en la promoción del arbitraje societario. La última reforma de la Ley de Arbitraje le ha dado carta de naturaleza y ahora vamos a presentar a los medios un excelente trabajo que ha hecho el Club Español del Arbitraje respecto a este campo. Creemos que eso va a tener un enorme desarrollo.
Y un aspecto quizá menos desarrollado todavía pero donde hay mucho futuro es el arbitraje administrativo. Ahora mismo la jurisdicción contenciosa administrativa está completamente saturada, como desgraciadamente el resto de jurisdicciones de los tribunales, y creemos que en algunas facetas del Derecho Administrativo, principalmente en la contratación pública, se puede someter a arbitraje las discrepancias que puede haber entre la Administración y el contratista. Hay un grupo de trabajo que está estudiando esas posibilidades.
J.A: La amplitud y las posibilidades del arbitraje son muchas. También hemos tratado temas de arbitraje deportivo, arbitraje de derecho marítimo, financiero, construcción e ingeniería, telecomunicaciones, energía… Realmente, los campos abiertos son casi infinitos.
D: Y vamos a destacar también la mediación comercial, que el legislador quiere potenciar.
¿También trabajan en otros métodos alternativos de resolución de conflictos?
J.A: El club nació fundamentalmente dedicado al arbitraje, como su nombre indica, pero siempre hemos estado abiertos a todos los métodos alternativos de resolución de disputas. Si bien, teniendo en cuenta que cada uno de ellos es muy distinto de los otros. La mediación y el arbitraje son figuras muy distintas, tienen poco en común. De hecho, casi solo tienen en común que lo que estás haciendo es evitar ir a un procedimiento judicial.
Los arbitrajes internacionales suelen suelen llevarlos los grandes despachos. ¿Qué papel puede tener un abogado de un pequeño despacho en el Club Español del Arbitraje?
D: El que estén grandes despachos no quiere decir que el Club esté integrado únicamente por grandes despachos. Está integrado por todo el que tiene que ver con el arbitraje de una u otra manera. Por ejemplo, vicepresidentes del Club, que hay tres, son: Juan Fernández Armesto, que es árbitro y se dedica exclusivamente a ser árbitro; Miguel Ángel Fernández Vallesteros, que también es árbitro exclusivamente y Julio González Soria. El hecho de que el primer presidente fuera José María Alonso, luego Jesús Remón, Antonio Hierro y ahora seamos Jose Antonio y yo, no es tanto porque estemos en grandes despachos y nos lo hayamos echado en suertes, sino porque fuimos los que estuvimos desde el principio pensando la idea como profesionales del arbitraje.
En la junta directiva hay despachos pequeños, despachos medianos y despachos grandes. Es verdad que para llevar un gran arbitraje internacional necesitas gente que sepa hacerlo en inglés, y cuantitativamente, en número de asuntos, los grandes despachos llevan más que los pequeños pero nosotros queremos estar abiertos a todo el mundo que le interese el arbitraje.
J.A: De hecho, en la directiva del Club se ha cuidado mucho la internacionalización. Hay un número importante de personas que pertenece a los capítulos y que nos ayudan a tener más referencias de lo que necesitan los capítulos. Y hay despachos de todos los tamaños: desde los más grandes, pasando por los intermedios hasta los pequeños y las personas físicas que no tienen más que su propia condición de árbitro pero que son personas muy prestigiosas. En definitiva, lo que queremos en el club es que puedan caber todos y que en la directiva estén representados todos los grupos de socios, que responden a situaciones muy diversas.
¿Cómo funcionó el proceso de elección de los presidentes? ¿Se presentaron más candidaturas?
D: El Club es esencialmente un club de amigos, y en eso radica su éxito. No en el sentido de amiguetes sino un club de gente que nos apreciamos personal e intelectualmente. Nació como una iniciativa de sociedad civil pura, en la que estamos involucrados desde el principio y en la que quisimos invitar a mucha más gente.
Los estatutos, lo que prevén, es que el que quiera pueda presentar una candidatura a la junta directiva del Club -en el caso de que se presenten varias, se elige- y luego, la propia junta directiva, en su seno, elige a los presidentes, a los vicepresidentes, al secretario general y al tesorero. Lo que ha pasado, desde el principio, porque es un club de amigos y porque la representatividad es muy amplia, es que sólo se ha presentado una candidatura.
Algunas personas que han salido -porque tenían menos tiempo y disponibilidad- se han renovado y se ha abierto mucho la nueva junta a los capítulos internacionales. Hasta ahora, en la junta directiva había algunos miembros procedentes de otros capítulos pero más bien por su vinculación con España. Ahora, lo que hemos querido es que gente de los capítulos internacionales esté integrada en la junta directiva para que sea más abierta.
J.A: En la junta directiva hay 32 miembros. Ese es un dato importante para entender que, al ser una directiva amplia, nos permite tener todos esos flujos de representación incluidos en ella. Es muy plural. Y la verdad es que lo que procuramos es que a través de los miembros de la directiva nos lleguen la ideas, inquietudes e iniciativas de todo el mundo.
¿Que actividad llevan a cabo para la difundir el arbitraje?
D: Las actividades son de todo tipo y yo diría que extenuantes. Sumando las actividades propias del club con las del CEA-40 (un grupo de gente joven que es enormemente activo y que lleva su actividad de forma sanamente autónoma y coordinada con nosotros) casi salimos a un evento al mes.
Tenemos un congreso internacional al que dedicamos toda nuestra atención. Este año tendrá lugar del 23 al 25 de Junio en Madrid, y será, de nuevo, el acto estrella anual del club. Tiene una solemnidad determinada (el primero lo inauguró Su Majestad el Rey, el segundo lo inauguró el Ministro de Justicia…). También tenemos un congreso con los capítulos cada dos años. El año pasado fue en México y el año que viene será en Buenos Aires. Y luego tenemos actividades propias e independientes en todos los capítulos.
Además, el Club publicó un código de buenas prácticas arbitrales que ha sido adoptado por muchas de la cortes arbitrajes con gran éxito. Ahora vamos a presentar el informe sobre derecho societario y también tenemos grupos de trabajo de derecho público, de mediación… En fin, el Club es enormemente activo e inquieto.
¿Que nos pueden avanzar sobre el congreso que tendrá lugar en Madrid?
J.A: El congreso de este año será sobre las buenas prácticas en el arbitraje. Cada año hemos ido cambiando de materias, procurando tomar cuestiones que estén muy de actualidad en cada momento.
En definitiva, vamos a tener especialistas de 15 países, además de españoles, y tres mesas redondas donde vamos a seguir un formato que ya usamos en el último congreso que hicimos en México y que es más interactivo e atractivo para los asistentes. Así, estamos sustituyendo la exposición oral típica por una simple iniciación de los temas por parte de los integrantes de la mesa redonda. Ellos ponen cuestiones sobre la mesa y se plantean preguntas, y los asistentes, también sobre la marcha y sin ninguna formalidad, van planteando sus preguntas, dando sus respuestas y aportando ideas. Es un formato muy activo que creemos que gusta a los asistentes porque no implica limitarse a escuchar sino participar muy activamente.
El sistema de designación de los árbitros siempre ha generado mucho debate. ¿Cuál es la tendencia que se sigue actualmente?
D: Las partes siempre son dueñas del modo de designar los árbitros. En la mayoría de las instituciones, lo normal es que cada parte designe un árbitro y que el presidente sea designado por un acuerdo de los co-árbitros, o bien por la institución. Han habido algunas iniciativas señalando que podría ser bueno, para evitar malos entendidos o como una critica a la posiblidad que las partes designen un árbitro, que sean las instituciones las que nombren los árbitros, siempre que las partes no acuerden lo contrario. Ese es un debate muy interesante que está habiendo a nivel internacional con destacadas opiniones en una y otra parte. El Club está atento a este debate también y no tiene una posición tomada.
Mi opinión personal es que la mayoría de los clientes tiene interés en designar al árbitro. No porque piensen nada raro sino porque les da mucho grado de autonomía y pueden buscar un perfil determinado. Creo que lo que tiene que haber es pluralidad, capacidad de elección y que los clientes escojan lo que les interese.
J.A: De todos modos, no todos los arbitrajes son de tres árbitros. Hay muchos arbitrajes que tienen un solo árbitro y en esos casos, normalmente siempre se da a las partes la posibilidad de que se pongan de acuerdo sobre un árbitro. Y si no hay acuerdo de las partes, es la institución arbitral la que lo designa. De modo que muchas veces ni siquiera se plantea la cuestión de los árbitros designados por las partes.