Tuvo lugar en la sede madrileña del bufete internacional el desayuno de trabajo “Aplicaciones prácticas de la SOCIMI; introducción a esta figura y análisis de posibles aplicaciones prácticas”.
La ponencia que inició el evento corrió a cargo de Jaime Barón, Socio del departamento de Derecho Corporativo de Eversheds Lupicinio, arropado por José María Viñals, Director de dicho departamento, por el Director del departamento de Inmobiliario, Ángel Lavín, por el Director de Desarrollo de Negocio, Antonio Parages y por el Managing Partner de la firma, Lupo Rodríguez, que abrió el acto dando la bienvenida a los asistentes.
Entre estos invitados, que participaron activamente en el coloquio posterior, se contaban representantes de Grupo BBVA, Banco Popular, Banesto, Banco Caixa Geral, IVG Institutional Funds, y otras empresas del sector financiero e inmobiliario. Las dudas y preguntas fueron numerosas por tratarse de una figura relativamente nueva en la legislación española, pues su regulación se aprobó hace poco más de un año, aunque su origen, el Real Estate Investment Trust, nació en estados Unidos en la década de los 60, desde donde se extendió al resto de países.
En España, la SOCIMI (Sociedad Anónima Cotizada de Inversión en el Mercado Inmobiliario) es básicamente una sociedad inmobiliaria cuyo objeto social es la adquisición y promoción de bienes inmuebles de naturaleza urbana para su arrendamiento y/o la tenencia de acciones en otras SOCIMIs o entidades de naturaleza análoga.
Desde este punto de partida, Jaime Barón destacó la idoneidad de este tipo de sociedad como producto de inversión para pequeños ahorradores gracias a que no requiere de grandes capitales y, sobre todo, a las ventajas fiscales que implican y que fueron objeto de buena parte del debate. Así, la parte de beneficios que no se reparte en dividendos está exenta de tributación, los dividendos están exentos de retención (aunque si el accionista que los percibe es persona jurídica tributa al 11%) y el tipo de gravamen que posee es del 19%.
Sin embargo, algunos presentes cuestionaron si dichas ventajas bastaban para hacer despegar un producto de inversión basado en bienes inmuebles en una época como la actual, completamente lastrada por la mayor crisis que ha vivido el sector inmobiliario.
El ponente respondió que, precisamente una de las principales aplicaciones prácticas de la SOCIMI es su capacidad para generar liquidez frente al fondo inmobiliario tradicional, ya que puede generarla colocando acciones en Bolsa en lugar de vendiendo activos, una actividad poco beneficiosa en momentos como este.
Jaime Barón destacó también la capacidad de la SOCIMI para acoger patrimonios familiares y de family offices de cierta envergadura con objeto de disminuir la tributación que sufren las plusvalías que generan, o para generar acciones a partir de sucursales bancarias residuales que el banco propietario podría ofrecer entre sus clientes.
Según declaró el ponente: “El futuro de la SOCIMI y su éxito dependerá de las aplicaciones prácticas que puedan darse a esta figura, en mi opinión muchas y muy interesantes, y de que pequeños y grandes inversores las comprendan y utilicen asumiendo una actitud más activa que con otros productos.”
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