El Detcon 2020 continúa con un nivel muy alto en las ponencias y un seguimiento que, lejos de decaer, aumenta día a día. Los protagonistas de la tercera jornada fueron la ciberseguridad, un tema esencial en estos momentos de confinamiento y teletrabajo, y el uso de las evaluaciones psicológicas en los informes de los detectives. 

La seguridad, la gran víctima del teletrabajo

En 2018 —últimos datos oficiales disponibles—, hubo es España 111.519 incidentes de seguridad digital gestionados por el INCIBE, el Instituto Nacional de Ciberseguridad, dependiente del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital. De ellos, algo más de ciento dos mil correspondieron a particulares y empresas, y 722 a operadores críticos, entidades y organismos responsables de infraestructuras esenciales de nuestro país.

Lola Rebollo, directora del área de Empresas e I+D+I de este organismo estatal, fue quien facilitó estos datos en su charla «Teletrabajo y ciberseguridad en tiempos del COVID 19». La charla fue un crescendo técnico, desde los elementos fundamentales de la seguridad informática hasta cuestiones tecnológico de calado.

El teletrabajo, explicó la ponente, puede suponer un riesgo grave si se relajan las medidas de seguridad de las que disponen los despachos. Y ese riesgo se dispara si se utiliza un equipo doméstico abierto a cualquier usuario familiar o sin los elementos de protección necesarios para enfrentarse a intrusiones.

Es imposible abarcar todos los temas de interés que tocó. La presentación está disponible para los inscritos en el Congreso. En todo caso, reproducimos las normas esenciales que nos facilitó para crear un entorno seguro de trabajo en casa:

  • Evitar el acceso de terceros —aunque sea accidental— a archivos con información confidencial.
  • Proteger las contraseñas y soportes. Usar tecnologías para el acceso remoto.
  • Tener en cuenta siempre los aspectos legales (PRL, confidencialidad, RGPD)
  • No perder de vista los dispositivos y cumplir los protocolos de la LOPDGDD.
  • No mezclar ocio y trabajo en el mismo equipo.
  • Mantenerse informado sobre fraudes en curso y otros incidentes.
  • Realizar backups diarios según la «regla 3, 2, 1».

De los informes a las «autopsias psicológicas»

Ana Isabel Gutiérrez Salegui, psicóloga forense y miembro del Consejo académico y docente del Instituto de Probática e Investigación Criminal, cerró la sesión con una charla sobre «Lesiones psíquicas y autopsia psicológica. Adecuación e inadecuación a la investigación privada».

La ponente explicó, en primer lugar, las funciones de la psicología forense. Pueden agruparse en tres categorías: constatación de la existencia de una lesión psíquica; constatación del nexo causal para las reclamaciones; y, finalmente, la determinación de una simulación, sobresimulación o disimulación por análisis indirecto.

Explicó que la investigación debe realizarse sobre fuentes múltiples, analizando el entorno  físico y social de la persona investigada. Añadió que se utilizarán, siempre que se pueda, tres tipos de fuentes: las «fiables», como amigos, familiares o exparejas; las llamadas «fuentes neutras», como camareros, peluqueros, etc., y documentación escrita, desde cartas hasta actividades en las redes sociales.

Es fundamental, recalcó Ana Isabel Gutiérrez, que la información nunca provenga de una sola fuente o que no se confronten los datos que nos ofrece esa fuente con la visión de la familia, amigos, redes o fuentes abiertas.

Introdujo un concepto interesante y novedoso: la «autopsia psicológica». Se trata de una evaluación reconstructiva para intentar comprender el estado mental, en el momento de su muerte, de un individuo fallecido. En otras palabras, la elaboración de un perfil psicológico para determinar el estado mental de alguien que ya ha fallecido.

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