El presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), Juan José Rodríguez Sendín, se expresó en nombre de odontólogos, psicólogos, farmacéuticos y enfermeros, en una rueda de prensa en el Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo (CNPT).
Según Rodríguez Sendín, ampliar los espacios sin humo «no es política, es sanidad». Por ello, pide «honestidad» a los dirigentes políticos en el cumplimiento de sus promesas en este sentido, ya que «lo contrario sólo tendría la definición de corrupción».
«Cuando se pierde sensibilidad ética, sabiendo lo que sabemos de los efectos del tabaco, sobre todo sobre los fumadores pasivos, no es aceptable moralmente obligarles a fumar por razones políticas o económicas (…) es fundamental separar razones sanitarias de las que causan que esto no siga adelante o que vaya con una lentitud insoportable», sentenció.
Reconoce que «no entiende cómo el autogobierno de las comunidades autónomas pueden tomar decisiones que afectan a los derechos individuales de los ciudadanos», y juzga que «no es posible que se permita que las comunidades autónomas se salten según qué cosas a la torera».
Respecto a la oposición de los hosteleros a la ampliación de los espacios públicos sin humo, el presidente de la OMC negó que la nueva norma se vaya a traducir en pérdidas, y advirtió de que «no está justificado» que siga muriendo gente a causa del tabaco para que funcione un negocio; ni que nadie, por ser trabajador del sector, tenga que «fumar a la fuerza». «No se le puede poner precio a las muertes», acotó.
Según la vicepresidenta del CNPT, M. Ángeles Planchuelo, cada día 142 personas mueren por ser fumadores voluntarios y seis las personas que mueren cada día por respirar aire contaminado con humo de tabaco. Además, en la actualidad los 800.000 trabajadores de la hostelería están «obligados a tener un riesgo de desarrollar cáncer de pulmón un 50 por ciento mayor que el resto de trabajadores que están protegidos ya».
Planchuela dijo que una encuesta que compara las opiniones de los españoles sobre el tabaco en 2006 y 2008 demuestra que, en dos años de funcionamiento de la ley del tabaco, «ha aumentado el número de personas que ven la necesidad de tener una hostelería sin humo, un 65 por ciento quiere, y el incremento se ha producido respecto a bares en 7,3 puntos, en restaurantes en 8,5 y en las discotecas 4,6 puntos».