A lo largo de la última década, la compañía británica ha realizado más de 1.000 procesos de selección entre firmas legales, principalmente en el mercado británico, tanto para asesorar a empresas del sector público como del privado. Un negocio en el que -según explican- la compañía mueve anualmente 11 millones de euros «en trabajo legal en todas las disciplinas y especialidades del Derecho», según informó el diario Cinco Días.
El currículo de First Law es su tarjeta de visita frente a sus clientes. «En los procesos de selección que hemos llevado a cabo han participado alrededor de 300 bufetes distintos, incluyendo varias de las 500 mejores firmas legales del mundo», señalan.
¿Por qué acudir a una consultora para contratar un bufete en vez de hacerlo directamente? La razón de ser de esta decisión radica principalmente en un factor económico: la presión creciente que reciben los directores de asesoría jurídica y directivos de las empresas para reducir el gasto de los departamentos legales, especialmente en cuanto a las facturas de los servicios que contratan externamente.
Para lograr ese objetivo de ahorro es necesario analizar en profundidad el mercado y comparar las distintas ofertas de los bufetes, no sólo en cuanto a la calidad que ofrecen, sino también en cuanto a sus honorarios.
Es ésa labor de rastreo y comparación -que algunas grandes empresas realizan directamente a través de concursos- el servicio que que ofrecen estas compañías.
Pese a que en Estados Unidos existen numerosas consultoras dedicadas a seleccionar firmas legales, en Europa es un mercado en desarrollo, en el que destacan principalmente dos empresas: la británica First Law y Legal Benchmarket, una firma con sede en La Haya que opera en casi toda Europa.
Ambas trabajan de forma diferente. First Law ofrece no sólo la selección del bufete más adecuado para el cliente, sino un seguimiento personalizado de todo el proceso. En su caso, suelen ser las firmas legales las que abonan las cuotas que cobra la consultora. Legal Benchmarket, por su parte, no impone tasas a los bufetes, realiza la selección en un periodo medio de dos semanas y presta sus servicios en ocho idiomas, entre ellos el español. Como se señala desde la compañía, la labor de estas empresas consiste en seleccionar los mejores candidatos para el cliente, pero finalmente, «el que decide es éste».