La firma de abogados y asesores tributarios Garrigues, ha decidido crear un departamento de Reestructuraciones y consolidar, de esta manera, su liderazgo en el asesoramiento jurídico integral a empresas en dificultades. La creciente importancia económica que las operaciones de refinanciación empresarial y las situaciones concursales están adquiriendo en el contexto actual ha motivado la creación en dicha empresa de un departamento de Reestructuraciones e Insolvencias que se ocupará de ofrecer un asesoramiento jurídico integral. El nuevo departamento en marcha desde el pasado mes de septiembre atiende, según Antonio Fernández, su responsable, «de forma conjunta y coordinada a las necesidades de las empresas que se vean afectadas por una crisis empresarial. “
Con esta nueva estructura, que cuenta con un equipo multidisciplinar de profesionales de las áreas jurídica y económica, se potencian los servicios de apoyo a compañías en dificultades, centralizándolos en un único departamento que analizará y diseñará las mejores soluciones desde el punto de vista financiero, laboral, mercantil, inmobiliario, fiscal y procesal. Para su responsable “es fundamental una reforma de la Ley Concursal que agilice el concurso, procedimiento en el que la empresa muere casi siempre, y apostar por las instancias preconcursales”. Desde septiembre del 2007, este departamento viene gestionando refinanciaciones por valor de más de 45.000 millones de euros.
Al frente del departamento de Reestructuraciones e Insolvencias se encuentra Antonio Fernández, hasta ahora socio coordinador del área de Insolvencias, especialidad en la que Garrigues ha sido líder en el mercado en estos últimos años. Antonio Fernández se incorporó a la firma en 1985. Está reconocido internacionalmente como especialista en crisis financieras transfronterizas y en la aportación de soluciones jurídicas de valor añadido a empresas en dificultades. Su experiencia abarca desde la coordinación de procesos profundos de refinanciación y reestructuración de empresas, hasta el reflotamiento de líneas de negocio, implantación de soluciones financieras y laborales, fusiones, operaciones de “distress”, asesoramiento a directivos y procedimientos concursales y liquidaciones, entre otros.
¿Cuál es el origen de esta iniciativa empresarial?
Nuestra firma ya es muy fuerte en temas concursales desde hace años, hemos llevado suspensiones de pagos famosas como las de Santana Motor o Huarte por solo citar algunas que conoce la opinión pública. A raíz de la nueva Ley Concursal y durante los años 2003-4, aprovechando los cambios que propiciaba la nueva legislación creamos un Grupo de Trabajo donde coincidíamos los expertos en concursal; los compañeros de laboral, los expertos en temas financieros; mercantil y fiscal. Y es que las soluciones de concurso, muchas de ellas finalizan por la venta de la propia actividad. Y esa venta necesita de una solución integrada por varios departamentos.
Sobre la Ley Concursal tengo que decirle que pese a ser una ley muy moderna, que ha cogido lo mejor del derecho alemán y el americano, no ha funcionado todo lo bien que se esperaba. Hay un estigma social al concurso y frecuentemente los clientes y proveedores de una empresa sometida a concurso desaparecen. Y además hay un problema de financiación porque las normas del Banco de España sobre provisiones hacen de hecho casi imposible que esa empresa en esa situación pueda financiarse. Además esta Ley es muy garantista para los acreedores. Se está más pendiente de resolver problemas relativos a la cuantía y privilegios de los créditos que de reorganizar la actividad de la empresa para que pueda seguir funcionando. Por todos estos motivos la reestructuración empresarial en vez de ir en paralelo va al final del proceso concursal, lo que no parece muy lógico.
Nosotros, en algunos casos, para evitar esta cuestión utilizamos la figura del arrendamiento de industria que se activa durante el concurso. Con ello, es un tercero quien se encarga de la actividad económica mientras el concurso se desarrolla. No es sencillo, pero ha funcionado en casos de empresas como Promec, empresa de carburadores ubicada en Guadalajara y en Dorlast, fábrica de colchones.
Cuando llegó la crisis nos hemos posicionado intentando evitar a nuestros clientes el concurso. Desgraciadamente las más de las veces el concurso acaba en liquidación. En septiembre del 2007 realizamos la primera refinanciación con la inmobiliaria Urconsa, convertimos su concurso en reestructuración empresarial. Logramos que las entidades financieras, lideradas por Banesto, aceptaran nuevas condiciones de pagos.
Habla de la crisis, ¿cómo se encaja la figura de la refinanciación en el contexto actual?
Estamos ante una situación que ha roto el equilibrio habitual de las empresas entre ingresos y costes operativos y financieros. Las ventas han caído de forma notable. Años antes el nivel de ventas era quemador y se amortizaba mucha más deuda en menos tiempo. Ahora, ante el desequilibrio, la solución esta siendo disminuir el ritmo de pagos en la misma forma que lo han hecho los ingresos. Eso es básicamente el trabajo de refinanciación, lo que ayuda a la supervivencia de las empresas. Por otro lado la actual crisis ha coincidido con otra de liquidez en el sistema financiero a nivel internacional, lo que ha hecho más difíciles las soluciones preconcursales. Sin embargo, en estos dos últimos años y medio hemos logrado refinanciar cerca de 45.000 millones de euros. Lo normal es que las empresas refinanciadas, muchas del sector inmobiliario, tengan un montante de deuda que oscila entre los 400-800 millones. Es evidente que arrancó en el sector inmobiliario para extenderse luego a otras áreas de la economía
En este contexto, ¿cómo valora la figura actual del concurso para la empresa?
Respetamos las ideas de las empresas. Pero entendemos que acceder a esta vía no asegura la viabilidad a posteriori. Ir al concurso tiene el peligro de que la empresa acabe perdiendo bastante de su valor y reduzca su actividad al mínimo como le ha venido sucediendo a Llanera desde hace dos años.
Con la Ley Concursal tenemos detectados tres problemas básicos, el primero ya se lo he comentado, es el de la falta de financiación postconcursal; las condiciones de provisiones que se exigen a las Entidades Financieras para dar préstamos en esta situación les disuaden de hacerlo. Como no se encuentre un accionista que pueda poner ese dinero, lograr financiación en el mercado es muy complicado. Además, otro elemento a mejorar es la excesiva tardanza entre la puesta en marcha del concurso y la firma del convenio de los acreedores. No hay actividad que resista dos o tres años en concurso. Sin financiación y con el estigma social antes aludido hacen que esas empresas prácticamente desaparezcan. A día de hoy, hay concursos de algunos de nuestros clientes que siguen abiertos lo que genera mucha inestabilidad en la propia gestión de la empresa. Y el tercer problema de la Ley es que no prevé ninguna instancia preconcursal; los problemas de crisis empresarial cuanto antes se cojan mejor se solucionan.
Si te anticipas a los problemas desde luego que encuentras muchas más soluciones. La Ley Concursal muy acertadamente recoge la figura de la insolvencia inminente pero no tiene sentido que en esa situación siga manteniendo como receta a aplicar el propio concurso. En otros ordenamientos europeos existen las figuras de los llamados Institutos Preconcursales que se anticipan a la situación de insolvencia para que los empresarios puedan reestructurarse o refinanciarse sin necesidad de ir al concurso, que es un procedimiento lento y costoso.
Ante la demanda de diferentes agentes empresariales y profesionales el propio Real Decreto de 3 del 2009 que modifica de forma parcial la Ley Concursal introduce la figura de las refinanciaciones, de tal forma que queda blindada esta figura frente a posibles concursos futuros que pudieran ocurrir.
¿Cómo se articula la refinanciación en la nueva reforma de la Ley Concursal que se está diseñando?
Esperamos que tengan un impulso importante. Por lo menos ahora se está pidiendo la opinión de todo los expertos implicados. Es posible que dentro de nueve meses ya se esté tramitando en el Parlamento. Hay quienes opinan que la Ley Concursal esta muy bien conforme esta, pero yo discrepo de esa opinión.
Desde esta vertiente habría que trabajar para lograr agilizar la depuración de la lista de acreedores; concretando mejor el papel del juez en el llamado fresh Money o financiación postconcursal e incluso analizar a fondo el problema cada vez más evidente del sobreendeudamiento de particulares; también se está analizando la responsabilidad de los administradores en el concurso
Reestructuración y refinanciación tienen, por lo que comenta, mucho que ver.
Son dos términos complementarios que suelen ir juntos aunque el concepto de reestructuración es más amplio. La reestructuración pretende con diversas operaciones, entre ellas posibles refinanciaciones, que la empresa vuelva al umbral de la rentabilidad. Se trata de ser más competitivo y no podemos olvidar que los tiempos que vivimos no son nada buenos. En este contexto los expertos que trabajamos en estas situaciones echamos en falta una mayor flexibilidad laboral en determinadas operaciones.
En época de bonanza hemos observado que los empresarios se han dispersado. Han salido de su propio core business y diversificado en exceso. Con la crisis, vuelven a centrarse en lo que saben hacer bien porque no hay tiempo para otro tipo de alegrías.
¿Existe algún perfil de empresa que acude a estos procesos de reestructuración?
En estos momentos no cabe dar un perfil por sector de actividad. Reconozco que al principio de la crisis fueron las inmobiliarias quienes más pedían nuestro asesoramiento empresarial. Pero ahora ya no es tan específico como antes y son muchos los sectores económicos afectados.
Lo que si puedo comentarle es que un primer síntoma de que una empresa puede tener problemas es si sufre un bajada en ventas del orden del 15-25 por ciento. Nuestro despacho al tener una práctica fiscal fuerte puede ayudar a detectar esos problemas de los que antes hablábamos. Es un Observatorio ideal para decirle al cliente que detectas ciertos problemas o disminuciones importantes en sus impuestos.
Entonces se acomete la reestructuración, que como estamos viendo tiene elementos societarios, mercantiles, laborales, financieros y fiscales. Se trata en definitiva de desarrollar una nueva estrategia empresarial. En el caso financiero, nuestra banca empieza a aceptar figuras de otros países como la capitalización de las deudas o las hipotecas flotantes, herramientas muy útiles en temas de soluciones preconcursales.
¿Cómo se explica a los sindicatos de las empresas ya con un tamaño importante, un proceso de reestructuración empresarial?
La verdad que en estos últimos años el papel de los sindicatos es de bastante colaboración aunque pueda parecer lo contrario. Sobre todo en los diversos sectores industriales donde saben que es mejor trabajar en esta línea que llegar a un ERE con concurso donde el juez puede llegar a dar únicamente 20 días por año trabajado como mucho. De una refinanciación puedes incluso conseguir algo más hasta los 30 días, con lo cual compensa que colaboren en este sentido. En el caso de las inmobiliarias su estructura fija es mínima; respaldados por otra más temporal en función de las obras lo que les ha servido para ahorrar dinero en determinados procesos de reestructuración.
Aparte del aspecto laboral, ¿quó otros son claves para que esa reestructuración sea viable?
Es fundamental contar con un buen asesor financiero que oriente sobre las posibilidades existentes si tu empresa acaba marchando mal. Los asesores financieros pueden saber cuál va a ser la tendencia de ese negocio ya que trabajan y operan con multitud de empresas.
A veces el empresario se confía y cree que, al igual que hizo antes, podrá superar de nuevo la crisis, sin ayuda externa. Las previsiones de ventas, son sólo eso, previsiones y en seis meses puede cambiar mucho la situación de una empresa y empeorar. Tampoco es muy recomendable que el propio empresario realice la refinanciación. Su falta de visión hace que logre un solución peor que cuando esta asesorado. Negociar con los bancos requiere de experiencia y de conocer su cultura financiera. En este sentido merece la pena mencionar la iniciativa del Gobierno Vasco a través del Plan Resiste, una iniciativa que fomenta los asesores financieros porque el propio Gobierno paga un tercio de los honorarios de esos profesionales, de cara a que el empresario puede tener en cuenta su trabajo de cara a la viabilidad de la empresa.
Frente a la empresa española se encuentra la multinacional que puede tener problemas y querer irse del país, ¿tienen más sensibilidad a la hora de aceptar una reestructuración empresarial?
Es más complicado que un proceso normal. Se han dado casos del cierre de plantas en España mientras que el cliente multinacional estaba en concurso en otros países y la verdad es que las indenmizaciones fueron muy altas, cercanas a los 40 días por año trabajado. El cierre de una multinacional en España se debe justificar muy bien para que se lleve a cabo.
En todos estos procesos es lógico ver a la Administración estar presente de una u otra forma. No puede estar fuera de esos procesos que pueden causar bastantes despidos y problemas a muchas familias. Normalmente en caso de cierre es esencial el Plan Social que la empresa tiene que presentar de cara a mitigar las consecuencias económicas de esa cuestión. Además también colaboran en el desarrollo de infraestructuras y en el impulso de cursos de formación para esas personas que sufren esa pérdida laboral.
Por último, como experto en temas concursales, ¿cómo ve que tenga que mejorar la Justicia para que no se demoren tanto los concursos?
Además de impulsando y protegiendo las soluciones preconcursales, la justicia necesita sin duda más medios. Hasta ahora las estadísticas son claras, el 90 por ciento de las empresas que entran en concurso se liquidan desgraciadamente. Por ello hay que agilizar más el proceso concursal y crear los institutos preconcursales de que antes hablábamos.