Algunos lograron escapar, incluso, tras haber agotado, sin ser juzgados, el plazo máximo -a veces cuatro años- de prisión preventiva.
Según las cifras de las que disponen las Fuerzas de Seguridad, en los dos últimos años se ha producido un repunte de las fugas. En 2008, hasta 10 acusados de pertenencia a ETA escaparon antes del juicio; en 2009, cinco han optado por desaparecer, incluida la etarra Maite Aranalde, cuyo caso tanta polémica ha destapado.
En este listado de huidos hay nombres especialmente significativos. Se encuentra el del padre de la propia Aranalde o el de Oroitz Gurrutxaga, uno de los terroristas incluidos en la lista de los más buscados por parte del Ministerio del Interior después de los atentados contra el cuartel de la Guardia civil de Burgos y del asesinato de dos guardias civiles, Diego Salvá y Carlos Saiz de Tejada, en Palma de Mallorca.
También ha sido incluido en esta clasificación Josu Urrutikoetxea Bengoetxea, a pesar de que sus circunstancias no se ciñen estrictamente a los requisitos establecidos para realizar esta clasificación.
Josu Ternera huyó, efectivamente, cuando fue reclamado por el Tribunal Supremo para, siendo parlamentario, ser interrogado en el procedimiento abierto por el atentado contra el cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza. Pero no llegó a pasar por las dependencias del Alto Tribunal y decidió desplazarse a Francia donde se incorporó de nuevo a la dirección de la banda terrorista.
Así pues, el resto lo configuran etarras o presuntos etarras -en su mayor parte vinculados a atentados de terrorismo callejero- a quienes los jueces de la Audiencia Nacional tomaron declaración y dejaron en libertad con medidas cautelares -pocos hay que salieran del juzgado sin ellas- tales como el pago de una fianza, la retirada del pasaporte o la obligación de comparecer en comisaría unos días concretos hasta la celebración del juicio.
También los hay que han pasado años en prisión preventiva, inexplicablemente no han sido juzgados, y, en cumplimento de la Ley han sido puestos en libertad sin ningún tipo de control.