La crisis económica ha hecho mella en el número de trabajadores extranjeros dados de alta en la Seguridad Social. En diciembre de 2008 había 1,93 millones de empleados en esta situación, según los datos ofrecidos por el Ministerio de Trabajo; doce meses después, esa cifra ha bajado hasta los 1,84, lo que representa un descenso del 5% en tasa interanual y el nivel más bajo en tres años.

Este retroceso, sin embargo, no se ha producido con la misma intensidad en todas las nacionalidades, lo que deja entrever las diferencias a la hora de adaptarse al desplome del empleo en la construcción, el principal foco de empleo para los inmigrantes extranjeros, y a la búsqueda de empleo en plena crisis.

De esos colectivos, tan sólo se han producido avances de afiliación en cuatro de ellos (Rumanía, Bolivia, Bulgaria y China), mientras que en el resto se han producido retrocesos. En algunos casos han sido especialmente apreciables, como en el caso de los ecuatorianos, que han registrado un descenso de 42.000 afiliados, lo que supone una caída del 22% en tasa interanual.

Todo lo contrario que ha sucedido en el caso de los trabajadores rumanos, que han experimentado un incremento de 45.000 afiliados por la mayor llegada de inmigrantes (el número de afiliados al régimen general creció en 17.000 personas) y por el traslado de personas que estaban empleadas en la construcción al régimen agrario, que ha duplicado el número de personas dadas de alta.

Un fenómeno similar ha ocurrido en el caso de los inmigrantes búlgaros, en el que también se ha registrado un incremento de la afiliación en el régimen general y un desplazamiento masivo de trabajadores al régimen agrario (6.000 nuevas altas en un años) y en menor medida al del hogar (300 altas). Esos incrementos le han convertido en el décimo mercado emisor de trabajadores extranjeros, por encima de algunos países de la Unión Europea como Francia o Inglaterra.

En el caso de los inmigrantes chinos se ha producido un leve incremento de las altas en el régimen general (1.500) y una subida muy importante en el caso de los autónomos (3.500), lo que revela a un mayor espíritu emprendedor de ese colectivo, muy centrado en los negocios de comercio mayorista y de ultramarinos.

Todo lo contrario que lo sucedido en el caso de los bolivianos, cuya afiliación ha crecido en un año gracias a las más de 7.000 nuevas altas que se han producido en el régimen del hogar, que en parte obedecen a un abandono de las actividades agrícolas.

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